Crónica de 2:14 pm
Alejandra Serrano
He visto varios trabajos de Boris Schoemann, no tantos en relación a su producción, quizá unos 15 más lecturas (y es que es difícil seguirle el paso a un director tan prolífico). Schoemann centra sus puestas en escena en trabajo actoral y es sin duda un gran director de actores y en ese sentido 2:14 pm es congruente con su línea de trabajo, pero a la vez es una obra muy diferente a las que conozco de este director, lo aplaudo con admiración.
Habrá que seguir la carrera de los jóvenes actores participantes de esta obra, Luis Arturo García, María José Giménez, Alejandro Toledo, Patricia Yañez, sobre todo de Pamela Almanza y José Antonio Becerril pues ya son una nueva generación de actores y empiezan con mucha potencia.
El texto de David Paquet es sobre un estudiante que asesina a compañeros y maestros, es la tercera obra que veo en este año con esta temática, pero a diferencia de los otros dos, éste centra su atención en las historias de las víctimas y no en tratar de entender o urgar en el misterio que envuelve a estos asesinos adolescentes. El asesino nunca aparece en escena, solo su madre. Hacia el final de la obra, la madre dice sobre las víctimas de su hijo “que pese más su historia que su ausencia” y ahí fue inevitable pensar en todos los desaparecidos.
La noche anterior habíamos tenido una junta los participantes de la MNT para acordar un pronunciamiento y una acción colectiva. Hasta el momento todas las obras lo habían hecho a su manera, 2:14 pm era la primera después de la junta, quizá teníamos las sensaciones muy a flor de piel y esa frase resonó en muchos de la audiencia. Al finalizar, los actores hicieron su pronunciamiento y Boris leyó el suyo, contundente y estremecedor. Hubiera querido grabarlo pero me quedé inmóvil, no pude reaccionar ni cuando los actores hicieron el llamado “A mí ya no me representa este gobierno, ¿y a ti?” que era la acción acordada en la junta, a la cual debíamos responder en coro y preguntar al resto del público. Todos quedamos en silencio mientras salían del escenario, hasta que un teatrista jalisciense reaccionó, se levantó y: “A mí ya no me representa este gobierno, ¿y a ti?”. Se replicó y se continuó y salimos del teatro como en un coro. Fue la primera de varias veces que repetiríamos esta pregunta en esta muestra.