De Alaska a Mexicali
Alejandra Serrano
Los bocanegra presentaron una lectura de Alaska de Gibrán Portela con la participación del propio autor, Ricardo Rodríguez y Rebeca Trejo. Esta obra fue ganadora el Premio Mancebo del Castillo en 2008 y en 2009 estuvo programada en la Muestra Nacional de Dramaturgia en Querétaro con una lectura muy fallida que suscitó una gran discusión (poco profesional, debo decir) aquí mismo en los inicios de teatromexicano. Al paso del tiempo Alaska ha demostrado su contundencia y continua siendo vigente.
En Alaska todos los personajes están rotos, todos son víctimas con un lado perverso. Al final el personaje más desagradable y evidentemente pernicioso es el más consciente de sus acciones. Son personas solas que buscan compañía y algo de consuelo al igual que la siguiente obra del día 220 voltios, con la diferencia de que esta última el final es conmovedor, mientras que en Alaska es perturbador.
Del autor argentino Víctor Winer y con la dirección de Ángel Norzagaray, 220 voltios, es la última puesta en escena del grupo Mexicali a secas que cumplió en este año 29 años. Una historia conmovedora de un hombre que quiere un hijo, pero más que un hijo real quiere la idealización que él tiene sobre un hijo. Al final son una familia tan disfuncional como las verdaderas familias y el hijo se va, como los hijos suelen irse, queda el cariño atravesado por la tristeza y enojo. Otra forma de hablar de las complicadas relaciones de familia.
Esta es la puesta en escena más realista de la programación del Encuentro, basada en una cuarta pared inquebrantable, una historia lineal, aunque con saltos de tiempo, y un solo espacio. Las actuaciones de Felipe Tututi, Norma Bustamante y Alberto Oblea están a la altura del reto que supone esta convención y el público lo disfruta, pues es una obra ágil, con diálogos ingeniosos y conmovedora
*No se permitieron fotos durante la función de 220 voltios, por lo que la imagen es de la página del autor