Shift, no suprimir el espacio dramático
Apenas es el segundo día del Festival Joven Dramaturgia y ya puedo ver una tendencia en los textos, por lo menos en los de hoy 15 de Julio que se presentaron dos lecturas. La primera Hay boda de Scarlett Badó, un texto corto que describe una relación de pareja por demás jodida y a punto de casarse. En medio de un paisaje cercano a la playa, donde en el pre al evento de la boda, tres personajes, los novios y el amor del pasado de la novia, buscan su presa. La escena se convierte en una especie de analogía entre casarse y cazar conejos, un juego entre el cazador y la presa. Ella, la novia, tiene que llevar a cuestas el peso que significa detestar hábitos de su pareja y compararlos con el de su ex, al cual sale a buscar horas antes de la boda con vestido blanco pero sin zapatos.
Un texto que busca un dinamismo desde la narración, ser ligero y divertido, tanto se queda en esa búsqueda. Por momento me preguntaba cual era el conflicto real porque el asunto se quedaba muy en la superficialidad, personajes que no terminan de concretar y enfrentar la situación, la huida, la búsqueda y la huida de nuevo. Un texto que daba esbozos de una progresión de personajes pero que no termina de ser claro, como si nunca se hubieran movido de lugar.
Al final pensé en lo complejo que me resultaría montar este texto y pensaba en algo más cercano al stand-up.
La segunda lectura fue Shift y suprimir de Sayuri Elizabeth Navarro, de nuevo una pareja que se adentran en las etapas de una relación; el enamoramiento, conocerse, quererse, desear cosas juntos, amarse, vivir juntos, desgastarse. Bueno ¿y cuál fue el conflicto aquí? Sí, había momentos donde podías identificarte si te has enamorado alguna vez. De nuevo me pareció, en la lectura, que los personajes no terminaban de confrontarse, que pesa más la parte descriptiva y me pregunto ¿cómo dar vida al texto en las lecturas dramatizadas? Esta pregunta vino a mí después de la segunda obra donde la densidad del texto se aletargaba con la lectura y los momentos agradables se fugaban antes de llegar. Al final, las lecturas son nuestro primer acercamiento con la obra ¿cómo hacer para que no resulten pesadas las “primeras impresiones”?
Y para cerrar las actividades del día se presentó el montaje Venimos a ver a nuestros amigos ganar de David Jiménez, obra documental sobre la segregación estadounidense y la discriminación racial a la par con una especie de crítica hacia el mexicano que está debajo del average, un discurso muy “si ya sabes que estás jodidamente mal ¿por qué no haces nada para ser mejor?” una pelea entre los genes y el entorno, ¿qué de estos dos determina nuestros hábitos, la marca de Caín o un entorno viciado?
Durante los primeros quince minutos del montaje parecía que iban en forward, un acelere con dinamismo. La resolución desde el trazo limpio y el trabajo preciso de los actores Aldo González, Raúl Villégas y Eduardo Villégas. Con momentos coreografiados que daban una agilidad a los diálogos, un montaje muy a modo de teatro documental, repleto de fechas, bombardeo de información y una propuesta estética muy clara, que si no fuera por todos estos elementos el montaje se volvería vacio, pero al final le daba tintes de ludicidad para que fluyera y que no se volviera cansado y anecdótico. Sólo hubo acaso una de las corografías que de pronto me pareció larga, quiero pensar que no fue solo el engolosine. Siempre se agradece que ante este tipo de textos (no textos) se pueda dar el plus y usar a favor los recursos con lo que se cuenta y explotarlos.