Esprín breiquer. Una obra muy relax
Alejandro León
Rebasada la media hora de función sonó, estruendosa, mi carcajada en toda la sala, una de tantas que el espectáculo me provocó a lo largo de poco más de la hora de duración. Sí, como casi todos los espectadores, la pasé bien. ¿Pude haberla pasado mejor? Estoy convencido que sí.
Esprín breiquer, nos cuenta la historia de tres amigos que, tras muchos años, vuelven a encontrarse en Cancún, para recordar historias, recuperar relaciones pasadas, pero sobre todo para tratar de vivir la seductora aventura del Spring Break.
El peso de la puesta en escena se recarga sobre el trabajo actoral de Carlos Gueta (quien es también director del montaje), y éste sale avante. Construye un personaje muy interesante que logra atraparte, e incluso consigue que te encariñes con él. Su trabajo energético y la construcción vocal que realiza es de mencionarse, pero sobretodo, su manejo del ritmo cómico: preciso, marcando de manera exacta las pausas o entradas abruptas para que los juegos que propone el texto detonen la risa del espectador. Lamentablemente, sus dos compañeros de escena, Santiago Martínez y Allan Durell, dejan mucho que desear. Su construcción de imágenes es muy débil, sus alcances emocionales limitados —por no decir inverosímiles en muchos momentos de la obra—, y su trabajo corporal, sin fuerza y determinación.
Esta deficiencia se une a otras que tiene el espectáculo, todas derivadas de una aparente relajación o falta de rigor en la toma de decisiones por parte del director que impiden al montaje trascender más allá de la risa fácil que provoca casi todo el tiempo la obra.
El texto de Saúl Enríquez tiene una anécdota bien construida, estable, con una buena progresión y con diálogos cargados de imágenes interesantes, pero sobretodo con una comicidad muy atinada, y parece tener también algo importante que decir respecto a la amistad, a los deseos, al amor, pero al menos en este montaje no se profundizó en ellos.
Sin lugar a dudas, Esprín Breiquer es una obra divertida, con la que pasas un rato agradable, riendo en muchos momentos y con una sonrisa constante en el rostro, pero creo que si la puesta en escena no fuera tan relajada, saldrías con reflexiones mucho más interesantes.