Para mirarnos a través de los ojos de otro
Mauricio Orozco
«¿Cómo se mide el tamaño de una ausencia? ¿Por el vacío que el ausente deja?»
Sin duda todos hemos vivido la pérdida de un ser querido, y no precisamente por su muerte, sino por su mera partida. La ausencia es un tema que tiene varias perspectivas para ser abordado, sin embargo, siendo un tema tan natural, tiende a provocar empatía con personas que comparten la situación o con relatos que lo abordan, ya que podría atreverme a decir que todos entendemos lo que es llenar el espacio de alguien que ya no está a nuestro lado.
Ser sus ojos es una pieza teatral que en primer nivel busca una visión sobre el tema de las personas que viven con un ser querido ausente debido a la privación de su libertad. El planteamiento se desarrolla para que evoque sentimientos y empatía con los espectadores que sabemos lo que la ausencia de un ser querido deja en aquellos que extrañamos, que nos quedamos, que vivimos aferrados a las memorias y a la espera de un futuro anhelado.
Claudia narra su historia a partir de un suceso desafortunado que la separa de su hermano, quien cumple una condena en prisión, viéndose así obligados a vivir a partir de la ausencia, de la creación de puentes entre memorias, sus breves espacios de comunicación y la aferrada idea a una situación mejor.
La dramaturgia se funda a partir de una creación compartida por parte de David Arellano, Claudia Recinos y Noé Morales, en donde por medio de la particularidad de elementos personales se transita por los terrenos vivenciales para formular planteamientos sobre las relaciones familiares, la ausencia y la memoria. Con ello genera empatía con el espectador a través de una gran cantidad de elementos bien pensados y articulados que generan una narración fluida y clara. Sin embargo, para el final abusa de estos elementos para formar una premisa claramente enfocada en concientizar sobre la situación de la gente que habita en una relación libertad versus reclusión, sesgando el final del discurso al grado casi aleccionador y romántico.
Es recalcable la dirección de Noé Morales, ya que a partir de certeros elementos y la delicada actuación de ambos actores (Claudia Recinos, David Arellano), se crea un planteamiento íntimo que se acerca al espectador generando de manera casi inmediata una vinculación con la historia, pero principalmente con los temas que sostienen su base. Ya que cada uno de los elementos que utiliza son planteados a partir de lo particular y desde una visión evidentemente muy personal, pero para ser comprendidos en un plano universal, desarrollándose por medio de un conglomerado de acciones, diálogos, musicalización y puesta en escena que combinan el lenguaje visual y sonoro de manera dinámica y casi poética.
Puedo asegurar que por medio de su impecable tono que mantiene de principio a fin, forjó un lazo con lo más visceral de su servidor, provocando un escurrimiento de uno que otro lagrimón. Ya que es inevitable no evocar la vida propia y sustituir las caras o los nombres que a uno le hacen faltan, esas ausencias que quizás no tengan como motivo la reclusión pero sí la perdida y el intento, en muchas veces fallido, de recuperar a aquellas figurar relevantes en nuestras vidas. Por lo mismo considero que Ser sus ojos es una obra que sin caer en lo simplista ni en lo pretencioso, llega y desenvuelve de manera firme un desarrollo de temas frágiles de una forma sensata.
La obra forma parte de la Muestra Estatal de Teatro 2015, del estado de Jalisco que se lleva a cabo del 25 de agosto al 6 de septiembre en la ciudad de Guadalajara.