Érase una vez en un Spa…
Escrita y dirigida por Alan Delgado, Mujeres al vapor se presentó ayer en la Muestra Estatal de Michoacán en el hermoso y gigantesco Teatro Ocampo. A pesar de que claramente la obra está diseñada para un espacio más pequeño, las actrices (Landy Medina, Jesica Vera Reyna, Susi Q y Abby Gutiérrez) lograron intimar con el público de modo que el aplauso fue realmente cálido.
El equipo de Uno más otros teatro aprovechó bien el espacio del Ocampo, con sus pocos elementos escenográficos y una iluminación basada en ciclorama, lograron un ambiente de extraña relajación y alienación, como si este spa, no estuviera en ningún lado o, más aún, como si estuviera siempre en el ocaso. Al principio esta sensación extraña se atribuye al simple hecho de estar en un teatro, pero conforme avanza la trama se vuelve clara la intención. El único aspecto que delataba la falta de costumbre a este espacio fue la interpretación de las actrices, quienes se esforzaban por llenar la sala. Al final, a manera de epílogo, hubo una escena muy casual donde las tres protagonistas se desenvolvieron con mayor ligereza, complicidad y confianza que a lo largo de toda la obra. Yo lo atribuyo a la cercanía física entre ellas, ya que debido al espacio, durante toda la obra estaban muy lejos una de otra.
La obra llevaba poco más de 15 minutos cuando dejó de interesarme, parecía que simplemente sería la exposición de ideas desde tres puntos de vista bastante esquemáticos de estereotipos femeninos: la zorra, la virgen, la ama de casa. Felizmente, los argumentos se van complejizando, no deja de ser una exposición frontal, pero por lo menos se crea conflicto. En este punto lo que empezaba a molestarme era la imperiosa necesidad de comparar a las mujeres con los hombres, de que todas las reacciones de las mujeres corresponde las cosas que les han hecho los hombres y al final lo que dicen es que las mujeres se definen por los hombres en sus vidas. Sin embargo, y aunque no deja de ser algo que en general me molesta, la trama resuelve bien el por qué estas mujeres en particular están obsesionadas con los hombres.
El final es extraño y conmovedor. Una venganza se lleva a cabo y lastima a las tres protagonistas y justo en el momento de mayor melodrama, el autor/director le da la vuelta y aunque lastimadas, ellas se perdonan, ríen y siguen con sus vidas. Conmovedor, pero extraño porque se siente apresurado el final de la obra.