Las comedias de Romero

Hombre, mujer o quimera. En escena: Carlos Romero y Olivia Ríos
En el segundo día de la Muestra Estatal de Teatro de Michoacán se presentaron dos obras del mismo autor, de hecho tres, pero solo pude asistir a dos puesto que El mundo está hecho de sueños se presentó en el municipio de Tlalpujahua. Cada una de las obras pertenece a un grupo distinto, la primera a la Compañía teatral México bajo la dirección de Elizabeth Valdovinos, después Hombre, mujer o quimera del grupo Charan K’eri, dirigida por Ricardo López Suárez y Mujeres a la fama de grupo Animart donde Carlos Romero coescribe la obra con las actrices (por lo que se entiende en los créditos) y además dirige.

Mujeres a la fama. Marber Pérez,Sandra Rangel y Deyanira Espitia
Es evidente que Carlos Romero, el autor, es prolífico y que le interesa la comedia, en especial el cabaret, para abordar temáticas de género y discriminación, como fue en los casos de Hombre, mujer y quimera y Mujeres a la fama. Sin embargo, al parecer los únicos de referentes de Romero son Humberto Robles y Televisa, lo que vuelve sus discursos superficiales y en muchas ocasiones contrarios a sus intenciones, como sucedió en Mujeres a la fama. En esta obra se exponen estereotipos femeninos y pese a los muchos discursos de empoderamiento femenino su única idea de triunfar es a través de la televisión, de la fama. Me pareció triste porque no dudo que sea la realidad de muchas mujeres, pero me molestó profundamente la ligereza y falta de reflexión seria al abordar esta temática.
Hombre, mujer y quimera está mejor escrita, con personajes mejor construidos y complejos, sin embargo la dirección de esta obra es mucho más débil que en Mujeres a la fama, donde sí hay dirección de actores y mejor entendimiento del ritmo en escena.
A pesar de sus debilidades, son obras de gran exigencia para los intérpretes. Ellos salen al escenario con mucha entrega, logran hacer reír al público y quizá piensen que eso sea suficiente, pero entonces, ¿cuál es la diferencia de este teatro a los programas de Televisa? La forma de teatralidad es un discurso en sí misma y sin quererlo —espero— están reforzando los discursos hegemónicos. Incluso si eso fuera lo que le interesa a estos grupos, tampoco lo logran del todo. En ambas funciones había teatro lleno y las risas, a pesar de ser abundantes, no llenaban la sala, así como tampoco lo hizo el aplauso. Cuando la comedia realmente conmueve y lleva a la reflexión, el aplauso final es enorme. No fue el caso en estas obras.
Por lo que se alcanza a entender la obra presentada en Tlalpujahua, El mundo está hecho de sueños, es de diferente naturaleza a las dos reseñadas. Para empezar está catalogada para todo público y en la sinopsis dice ser “la vida de un fauno adolescente que tiene la misión de salvar al mundo mágico”, me hubiera gustado conocer esta otra faceta del autor para tener una imagen más amplia de su trabajo.