Desnudar el cuerpo antes de desnudar el alma

Foto: Pedro Augusto Meza
Un conflicto que podría ser común en esas amistades largas en las que hay sacrificios incondicionales, se ocultan sentimientos y se comparten metas de vida. Pero lo que no es común es resolverlos con erotismo, con manipulación, como hacen estos dos personajes que no tienen tapujos en aprovechar su profesión en actuación para ganar o descifrar la verdad que se ocultan, aunque tengan que lamer, chupar, morder, besar…
Lo extraño es que este intento de reconciliación se da en circunstancias poco favorables, que en lugar de motivarlas las empuja a sacar su rencor, a evocar un pasado lleno de pormenores e incertidumbres que las han acongojado. A desnudar sus cuerpos antes de desnudar sus almas, pues ¿no eran sus cuerpos monumentos a la belleza?, a diferencia de lo que eran sus almas
Esta es una manera de valorar Asfixia erótica bajo la luna de abril de Mario Cantú, dirigida por Ricardo Delgadilo. Una propuesta arriesgada, atrevida, sensual, que por lo mismo, resalta por igual sus logros que sus flaquezas.
Logra exponer el cuerpo en un sentido erótico y desprovisto de morbo, someterlo a un conflicto que lo vuelve una mera herramienta. Y para hacerlo, nos lo enseña desde el principio, de tal manera que nos acostumbra a su presencia y pierde el efecto de la novedad, se debilita la impresión de ver a secas: senos, piernas, cuello, espalda, glúteos… Es entonces que podemos comenzar a escuchar a los personajes, que podemos entenderlos y entender las acciones. Es en ese punto donde es esencial la expresión emotiva y sin embargo no aparece. Las actrices no nos proyectan ese conflicto que las tiene tan expuestas, no nos lo dejan ver.
Por otro lado, se hace referencia a un tal Godot, a un Fernando Godot y se plantea la situación de una espera. Esto nos remite a un fortísimo tema de la historia del teatro que yo no veo latente en el montaje, a pesar de sugerirlo varias veces. Al principio parecía reflejar una asfixia, pero se fue diluyendo hasta prácticamente desaparecer.
Esto no quita el tremendo horizonte que la relación entre estas mujeres abrirá al público conservador, a esos a quienes los temas relacionados con la sexualidad y con el sexo son tabú o motivo de castigo. Gran mérito en la propuesta, en la que no aplica aquella frase de Ovidio que dice: Hasta la misma Venus se apresura a ocultar sus perfecciones más íntimas.
Autor: Mario Cantú
Dirección: Ricardo Delgadillo
Elenco: Paloma Dominguez y Vera Wilson.
Diseño de escenografía: Colectivo.
Diseño de iluminación: Ricardo Delgadillo y Eduardo Ruíz Aviñón.
Grupo S Teatro.