Mexicanos al grito de guerra
La compañía Carretera 45 teatro fascina al público tijuanense por segunda ocasión, Érase una vez se presentó hace un año en el Encuentro de teatro y dramaturgia que organiza el CECUT y ahora en el FUT. Este espectáculo nos lleva por un viaje de atmósferas bien definidas por el director.
Para tocar el corazón de la gente primero hay que llegar a su estómago. Entramos al teatro y los actores ya se están familiarizando con los espectadores, todos quieren probar las corundas calientitas. Efectivamente la magia del teatro hizo su trabajo esta noche, la música en vivo, la iluminación, la destreza corporal y todos los elementos que conforman la obra nos sorprendieron, nos conmovieron, inspiraron, hicieron que nos levantáramos de los asientos.
A los pocos minutos de comenzar la obra me provocó escalofríos, los actores logran imágenes profundamente poéticas con el cuerpo, todos unidos, no hay protagonismo. La composición escénica es impecable. En las improvisaciones se nota el cuidado que tiene el uno con el otro.
Una de las seis tablas que utilizan en todo el montaje se partió durante la primera escena y no hubo la necesidad de ocultarlo, todo está ahí mostrado con verdad, es un equipo transparente, homogéneo y preparado en todo momento para lo que suceda. A esta obra no le falta nada, pero sí pueden prescindir de las proyecciones al final.
El montaje es el espejo que refleja una larga lista de inhumanas situaciones que se viven en este y otros países, la desesperanza, el hambre, abusos y la impotencia. No es un teatro panfletario, es un teatro que lamentablemente ha cobrado más fuerza en los últimos años pues el manto de la muerte aún cobija a muchas de nuestras familias y su olor infinito cubre las calles como un eco.