Saúl Juárez, titular de la Secretaría Cultural y Artística del CNCA
Traje de luces
Fernando de Ita/EL FINANCIERO
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- José Saúl Juárez Vega se formó como promotor cultural con el primer descentralizador de tal materia en el país, Don Víctor Sandoval, el poeta hidrocálido a quien Juan José Bremer llamaba, “el pirata Morgan”, porque se pirateaba todas las exposiciones del INBA, primero para Aguascalientes y luego para otras capitales de provincia. Aprovechando los diversos cargos que tuvo en dicho instituto, Don Víctor sembró su “matria” y otros territorios de museos, casas de cultura, teatros, talleres literarios y actividades culturales impensables para las afueras de la ciudad de México. Eran los años en que el presidente de la República era el dueño de la patria y los gobernadores sus virreyes, de manera que no había políticas públicas sino caprichos sexenales. Como nació en tierra de toreros, Don Víctor era bueno con la mano izquierda y convencía a los gobernadores de las bondades de la cultura diciéndoles que el arte era el traje de luces de los gobernantes.
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- Saúl aprendió la estrategia de su maestro con tal tino que en los 20 meses que estuvo como Secretario del Consejo Estatal para la Cultura y las Artes de Puebla –abril 2011, diciembre 2012-, le movió el tapete a la inercia camotera, abrió museos, recompuso la Sinfónica, salió avante en la gigantesca celebración del bicentenario de la Batalla de Puebla, hizo programas para los jóvenes, para culturas populares, le dio vida a la Casa del Escritor con talleres de primer nivel, propició exposiciones, intercambios, grabó el último programa en vida de Carlos Fuentes, inventó festivales de muchos géneros, entre ellos el Festival Internacional de Teatro Héctor Azar que en tan sólo dos años se convirtió en un evento de masas y en la festividad poblana con mayor resonancia local, regional, nacional e internacional. Esto en una ciudad endogámica en su rechazo a lo fuereño, lo extranjero, lo otro, y sin el menor protagonismo, dándole todo el crédito al gobernador Moreno Valle y al secretario de Cultura Luis Maldonado, quien lo llevó a Puebla.
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- Llega, pues, a la Secretaría Cultural y Artística del CNCA un escritor y promotor cultural que subió a la cima del sistema peldaño a peldaño, que conoce las entrañas del aparato de los pies a la cabeza y que ha dado buenos resultados en todos los puestos que ha ocupado. Nadie con más de 30 años en la política cultural deja de tener cadáveres en el closet, cuantas pendientes, actos fallidos, enemigos gratuitos y ganados a pulso, pero díganme qué otro funcionario de la cultura en activo tienen la experiencia y los palmarés de éste narrador frustrado, en el sentido de que su vocación íntima, la de escribir historias, ha sido interrumpida una y otra vez. Tal vez por ello las tertulias con Saúl suelen ser un repaso de la literatura pasada, presente y porvenir. Como buena parte de sus amigos son escritores, está al tanto de lo que ocurre en las letras mexicanas, en sus pasillos y en sus alcobas, de manera que la picaresca y el vituperio son otros de los goces de esas reuniones etílicas.
- Entre sus defectos, Saúl tiene una honda virtud: es un amigo cabal de sus amigos, y en mi experiencia, un funcionario que no anda con rodeos. Dice sí o dice no, se puede o no se puede, punto. En un medio donde impera la antesala, la indefinición, el tortuguismo, la maraña burocrática, esta actitud de un servidor público es loable, o por lo menor oportuna. Para un observador imparcial y objetivo de la vida pública del país como es, o debe ser el periodista, resulta más simple reportar los errores, las deficiencias, las triquiñuelas de los funcionarios públicos, porque hablar bien de ellos siempre levanta sospechas. Con Saúl tengo la ventaja de que cuando he criticado su labor como funcionario no he recibido más reclamo que el del humor y no ha modificado en lo más mínimo su trato personal con el amigo. Ambos sabemos que tenemos una responsabilidad diferente; él la de cumplir como servidor público, yo la de señalar los incumplimientos. Así las cosas, me parece que el caballero Tovar y de Teresa hizo un excelente nombramiento.