Reflexionando el abuso infantil mediante el teatro
-El próximo viernes vamos a ir todos al teatro, le escribí la semana pasada a mi sobrino de once años que está pasando sus vacaciones en Mérida
-Dale, me respondió. Avísale a mi tía que pase por mí
Desde ese día coquetee con la idea de escribir una crítica conjunta. Traducir la emotividad de un niño frente al convivio teatral. Traducirnos. Luego de una negociación mi sobrino accedió a escribir sus impresiones de, quizás, su primera aproximación al teatro. Eso sí, yo me haría cargo de teclear todo y no podíamos grabar nuestra conversación porque le daba pena.
Así, el viernes 21 de junio acudimos en bola: madre, hermana y sobrino, al centro cultural Olimpo de Mérida Yucatán a presenciar el montaje “Monere, el monstruo que me dejaron cuidando» de la compañía Borradura Teatro. Proyecto de creación colectiva que cuenta con dramaturgia de Andrea Fajardo y dirigida por Erick Silva. Actúan Genny Cocom, Miriam Chi, Andrea Coral, Michelle Urquieta y Yaimi Mendoza. El diseño escenográfico corre a cargo de Alain Silva. Es necesario resaltar que la idea original es de Miriam Chi y Genny Cocom
El resultado de nuestro experimento sociológico/teatral es el siguiente:
-Cuando se abrió esa tela roja grandota había un cuarto de una niña con un baúl y una mesita donde la niña guardaba sus caracoles y conchitas que le traían del mar. Lo vi todo porque tengo vista de halcón
-La tela roja se llama telón ¿pero qué niña?
-Pues la niña que era la principal de la obra, la que tenía su camisa azul y amarillo
-¿Viste que igual el baúl tenía esos mismos colores al principio de la obra?
-Eso no lo vi ¿y tú viste que la pecera no tenía pescados y su agua era muy azul igual que los focos?
Azul cobalto y tonalidades frías que ofrecen intimidad y nostalgia. Universo onírico contenido en una habitación azul posiblemente picassiana, pienso.
-Igual había una cama pequeña, un tapete y un ropero con muchas puertas. De ese ropero sale muy rápido el monstruo chistoso que se parece al longe moco
Es abrupta la entrada, hay poco espacio para la presentación de los personajes, eso confunde al espectador adulto que tarda varios minutos en agarrarle el hilo conductor al montaje. El monstruo, Monere, también puede remitirnos a un Gollum de Tolkien, seguía con mi debraye
– Y que es Monere
-No lo sé pero podemos buscarlos en Google. Mira: es una palabra de un idioma antiguo – latín- que significa avisar o advertir. De ahí proviene la palabra Monstruo
-Ahora todo tiene sentido: Yo creo que fue como la advertencia de que la cuidó, porque al final Monere le pregunta ¿me olvidarás? Y ella dice: no, nunca lo haré. Le avisó en sus sueños que la tormenta y la sombra eran malas. Monere le estuvo contando todo cada que dormía hasta que se salvó.
Pienso en la escenografía. Me gustaría saber la opinión de mi sobrino, pero no puedo andar de exquisito diciéndole que ésta es portable y permite transitar varios cuadros cambiando de lugar los elementos. Que además la plástica general del trabajo concuerda con el planteamiento espacio temporal.
-¿Viste cómo se movían las cosas y cambiaban de lugar: el baúl y la cama, etc?
– Si eso estuvo padre: primero era un cuarto, luego una cueva donde vivía un personaje loco que caminaba como caballo, después un lugar donde estaban unos hermanos pegados que vendían cocos. Al final la casa del cangrejo, donde la niña se volvió grande. Los focos, igual, cambiaban de color según el lugar donde iban la niña y Monere. Aunque era muy aburrido cuando apagaban las luces y la primera vez que la niña se vuelve grande y cierran la cortina yo pensé que la obra había terminado
La obra trata sobre el abuso sexual, con un manejo y precisión milimétrica. El director además de teatrero es Psicólogo y cuenta con herramientas pedagógicas para llevarnos de la mano por la temática. Una fina tela que va develándose, por medio de metáforas y simbolismos, mientras transcurre la representación. Ahora bien ¿Cómo reaccionaría un niño de once años que recién llega a la ciudad proveniente de un pueblo al interior del Estado Yucateco a esta temática?
-La gente puede creer que la obra es para niños, pero no es tanto para niños, porque no se entiende todo
– ¿tú que entendiste?
-Anoche lo estuve pensando, igual mi tía y mi mami me explicaron un poco, aunque les dijiste que no lo hicieran. La sombra era su primo, que le…
-¿Qué?
-Es que me da pena decirlo
-Dilo, no tengas verguenza
-Pues abusaba de ella, la violaba, por eso no quería ir a Sisal a ver a su familia, porque le daba miedo su primo y como él vivía ahí pues le tenía miedo al mar. Él es que le regalaba las conchitas y caracoles cuando volvía, los que estaban en la mesa de su cuarto. Ahora lo que no entendí es ¿porque si su primo era malo la niña lo extrañaba cuando se murió?
-¿y porque la obra no es para niños?
-Porque niños más chicos no creo que lo entiendan, además ese tema no es para niños porque algunos se pueden asustar.
-Una última cosa ¿Por qué todos los personajes le tenían miedo a los gatos?
-No se
Le explico que lo de los gatos es una metáfora (con otras palabras) de como la niña recordaba el episodio del abuso. El primo tenía los ojos verdes como el de un gato.
-Pero Monere la salvó ¿verdad? Al final era como su perro guardián, pero imaginario. Igual mis perros me protegen y Mica (la perrita de casa) cuando alguien entra a la casa te cuida.
-Si, Monere la salvó al irse, por eso enterraron el tesoro en el fondo del baúl
-No era un tesoro era un secreto.
-Eso mismo, un secreto.
Para finalizar el propone una terna ponderada para elegir a los personajes que más le gustaron. A decir verdad no me encanta la idea, aunque cedo medianamente.
A él le gustaron, en este orden: Abelardo, por bueno y chistoso. Igual porque hizo dos personajes en la obra y le sorprende que se pueda cambiar tan rápido de “traje”, luego Emma,que se volvía adulta y niña muy rápido. Percibió el cambio de tono en la última escena cuando los planos se entrelazan y la actriz entra y sale de ambos personajes, siempre pensó en una niña actriz que actúa de adulta, no lo contrario. Finalmente Monere, porque era muy gracioso y siempre estaba diciendo chistes y cuidaba a Emma de todo. Le impactó el final donde se despiden.
Respeto su criterio, pero me permito disentir en estos últimos párrafos:
La actuación de Miriam Chi, quien interpreta a Monere, es entrañable por todos los flancos. Desborda potencia emotiva, construye un personaje sólido que se mantiene durante todo el montaje. Un trabajo que evoluciona con el paso de los minutos, generando empatía y complicidad con el espectador mediante un trabajo de gesticulación y potencia física para andar en cuclillas toda la obra, improvisa con una gracia que arrancó carcajadas. Igual que permitió sorprendernos de nosotros mismos hasta límites donde la panza nos da un golpe de recuerdo que provoca nauseas.
La dramaturgia banaliza el tema sobre el cierre de la pieza. Se comete un error que, ante tantos ejemplos en nuestra ínsula teatral debemos instituirlo como una «nueva vieja escuela de escritura dramática». Me refiero al hecho de pretender conmover mediante el lugar común y el melodrama: como la alargada despedida de los personajes principales, o la frase final de Emma. También, el montaje juzga y establece relaciones causa-efecto restándole complejidad al tratamiento: por ejemplo, reducir toda la mala relación familiar a un solo evento.
Para concluir: estoy convencido que este tipo de temáticas deben ser tratadas en el teatro infantil yucateco. Hablarles a los infantes, sin cortapisas, de los diversos tipos de abusos a los cuales pueden enfrentarse en la vida cotidiana es tarea urgente. Transitar de lo moralino hacia dispositivos pertinentes que los sitúen como lo que son: sujetos de derechos, que deben ser protegidos por el entorno, pero también advertidos de los peligros que la modernidad conlleva.
Jefte Fernández Ochoa
Edwin Sarabia