Cancún caricaturizado
Renato Moncayo Dávalos
Presente en la Muestra Estatal de Teatro de Jalisco 2015, como obra nacional invitada, se exhibió el pasado sábado 29, el montaje regiomontano Esprín Breiquer, con texto de Saúl Enríquez y dirigida por Carlos Gueta, quien también actúa en la obra.
En plena temporada de Spring Breakers es que Nacho y Brayan (sí, escrito así) deciden salir de la ciudad y caerle de sorpresa a su amigo “El Guapetón”, quien ahora vive en Cancún. Se da así un reencuentro de tres grandes amigos tras varios años de distanciamiento. La visita sirve a los compadres de excusa para ir en búsqueda de sexo casual y mucha parranda, pero conforme las posibilidades de lograr su fogoso objetivo disminuyen, también se rompe la pose autoimpuesta por cada uno, hasta culminar en la aceptación de estar sufriendo los males del amor. Dicha aceptación les permite concretar a una reflexión compartida sobre sus miedos actuales y pasados.
Esprín Breiquer es un montaje sencillo y directo. Una comedia cuyo humor se basa principalmente en las ocurrencias y juegos verbales de los personajes. Se trata pues de una obra dicharachera, que encuentra en el “alegre espíritu mexicano” su mayor inspiración. Si bien la historia pretende profundizar en problemáticas mayores, como la culpa, el miedo a la soledad y la necesidad de cercanía y amistad, se pierde entre chistes fáciles y momentos chuscos, y no son explotadas adecuadamente ni en la dramaturgia, ni en la dirección.
Es por lo mismo que lo más disfrutable de la obra es la interacción entre los tres personajes y no tanto la trama en sí. Dicha interacción busca retratar la clásica amistad entre varones, y logra conectar con el espectador inmediatamente (y vaya que lo hace). Quizá el problema de dichos personajes es que en escasos momentos trascienden al chiste común que les tocó representar: el gordito jocoso, el tímido romántico y el guapo seguro de sí mismo. Vale la pena, aún así, destacar la labor de Carlos Gueta al momento de crear un personaje que a pesar de ser cliché resulta de lo más entrañable, y es que su simpático Brayan (que sí, escrito así) se gana de manera honesta las carcajadas de la gran mayoría de los espectadores.
El trabajo de escenografía e iluminación e incluso el trazo escénico son, a mi parecer, fallidos, puesto que tampoco ayudan a contar la trama de manera distintiva o a enfatizar emotivamente lo que sucede. Y es que todo sobre el escenario, incluidos los actores, se siente falso.
Lo más desaprovechado de todo, es el hecho de que los personajes lleven consigo dolorosas e interesantes cargas emocionales, pero que sean caricaturizadas y simplificadas para su fácil comprensión, y por ende, fácil evacuación.
A pesar de todo lo anterior la obra cumple, en cuanto que mantiene una línea cómica que nunca cae, y que la puede convertir en un evento cómico disfrutable, si bien no tan profundo como pretende.
Esprín Breiquer
De Saúl Enríquez
Dirección Carlos Gueta
Con Carlos Gueta, Allan Durell, Santiago Matínez.