Murió Gabino
Así, sin apellido. Murió Gabino, el técnico de luz y sonido del teatro emblemático de Pachuca, Hidalgo: El Teatro Guillermo Romo de Vivar, un arlequín nacido en Texas en 1915 que de niño aprendió que para sobrevivir en “el mundo artístico” hay que tocar la mandolina, montar camellos, levantar carpas, tender telones, prender las luces. Esa experiencia la volcó en el pueblo de su mujer a donde se quedó a vivir de los años 40 hasta su muerte. El texano fue el primer maestro y director de los grupos llamados experimentales como confesión de su inexperiencia profesional, en la capital del estado, y por ello, el antiguo recinto cultural de la Casa de la Mujer en donde estaba la sala Efrén Rebolledo, nuestro poeta erótico, se remodeló en1991 como un teatro a la italiana con 183 butacas que desde entonces lleva el nombre del arlequín texano.
Por ahí hemos pasado todos los que para bien y para mal hacemos teatro en Hidalgo de los años 90 a la fecha. Ahí conocí a Gabino cuando era un atolondrado aprendiz de todo, como Romo de Vivar. En mi memoria Gabino es un chavo robusto de cara redonda y ojos muy abiertos por el asombro de estar vivo en un mundo de sueños. Nos hace falta el testimonio interior de los jóvenes que por diversas razones hicieron de la ficción su forma de vida. Con los años uno aprende que los técnicos llegan a ser maestros del teatro, los mejores técnicos, claro está, los que hallaron el secreto de su oficio, que al igual que el secreto de los hacedores del teatro, no se puede enunciar del todo porque dejaría de ser un misterio.
Pinche Gabino. De pronto te veo, que digo te veo, te siento en la periquera del Romo con tu cara perpleja diciendo salud, maestro, salud, Gabino. La cultura alcohólica de los teatros públicos. Se hizo una tradición que si querías una buena función en los teatros del INBA la UNAM el IMSS y demás siglas subvencionadas por el erario, llevaras pomo. Había dos riesgos, en realidad, tres: No llevar pomo y ver cómo la música y las luces entraban tarde. Llevar pomo y ver la función perfecta hasta que bajaba la vara equivocada porque el tramoyista estaba ebrio. Nunca nos pasó tal cosa, Gabino, y mira que haciendo cuentas compartimos al menos 250 funciones, que no son pocas.
Ahora puedo resumir en una imagen continua los muchos años que trabajamos juntos y ver en cámara rápida cómo pasaste del aprendizaje al dominio de tu tarea. Lo que no supe entonces fue que el asombro era el mismo, ya no por el mundo de la ficción sino por el otro, el más cruel: la realidad. Nunca nos dimos tiempo para hablar de nosotros más allá del teatro, pero era evidente que tú conocías mis debilidades como director de teatro y mis temores personales, y yo los tuyos, de la misma manera, sin confesarlos.
Es curioso cómo me duele tu muerte, Gabino, como una forma de no saber nada de ti y de conocerte intensamente por el teatro. Siempre estabas ahí en esos momentos tan raros en los que un grupo de orates intentan componer, en el tiempo y el espacio, un mundo imaginario. De hecho, aprendimos juntos a inventar esa ficción. Cada quien a su manera. Es un cliché decir que los técnicos del teatro terminan siendo los mejores críticos del espectáculo, pero es cierto. Cuando el teatro ya es la vida real del técnico, como en tu caso, se termina por ser implacable. Lo que aburre y no tiene sentido, lo grandilocuente, lo falso, lo improvisado, lo mal hecho, es mal teatro.
Me preguntó qué te agotó finalmente, Gabino, qué asombro te estalló en los ojos; ¿el del teatro, el del Covid, el de la vida? Los tres juntos, seguramente, Gabino. Eso es la vida: un azoro.
22 abril, 2021 @ 1:58 am
Gabino Damian Manzano alias «El agudo», 1973-2021 siempre observador silencioso del proceso de montaje y del resultado escénico. Recibí de él una de los mejores comentarios que han hecho a mi trabajo, después de un ajetreado ensayo que padeció con otros técnicos llegué en el momento preciso cuando hablaba de un servidor : -Les estaba diciendo que eres el mejor actor de hidalgo…
Dijo Gabino
-¿Por qué? a ver argumenta.
le dije.
– porque tú si te didicas al teatro, no a la grilla; vienes con tu palpel aprendido a hacer teatro, no a estar de grillero, haciendo política… ¡tu eres el mejor actor del estado, me cae!
Guardé esas papabras en mi egoteca y las llegué a constatar cuando él o Moy (Moisés Terán, asi con nombre) otro técnico, iban al teatro siendo su dia libre, es decir no por ‘chamba’, iban con sus hijos a ver alguno de mis unipersonales como espectadores. Que descanse en paz, nuestro amigo que jamás se negó a compartir sus conocimientos. DEP
22 abril, 2021 @ 2:35 am
Hermosas y conmovedoras palabras. Gracias Fernando.