La muñeca de la mafia
El proyecto Teatro Virtual Fronterizo ofreció una función especial de La más, un monólogo del dramaturgo César Graciano, bajo la dirección de Laura Galindo e interpretado por Christian Valenzuela, el pasado viernes 13 de noviembre. Esta transmisión en vivo, a través Facebook, cerró la segunda temporada del proyecto dirigido por la escritora y promotora María Rascón. A partir de las 8 de la noche, los asistentes al acontecimiento virtual comenzamos a ingresar al grupo creado para la ocasión.
Después de la tercera llamada (anunciada por una imagen en pantalla), se muestra una habitación vacía, un espacio privado al que accedemos a través de una cámara de video. En este espacio destacan algunos elementos simbólicos, como un juego de luces de colores (que se alternan entre el rosa y el azul) y ropa colgada en la pared, los cuales aluden a cuestiones de género. Aparece en escena Jacobo, un joven homosexual que nos narra su historia de manera indirecta mediante una videollamada con su amigo Mariano, y otras llamadas telefónicas con personajes en “segundo plano” que nunca aparecen en escena. El conflicto se devela gradualmente; conforme avanza la obra, se nos ofrecen algunos indicios acerca de la situación límite del protagonista. Jacobo le confiesa a Mariano la relación que ha establecido con un narcotraficante, y su inminente peligro de muerte, debido a una traición amorosa.
La más es una puesta en pantalla que exige la participación del espectador para completar los espacios de indeterminación que se plantean durante el desarrollo de una trama que comienza a la mitad del asunto (in media res). La información se presenta de manera parcial; escuchamos al protagonista, pero no tenemos acceso a la voz de sus interlocutores. Jacobo debe hacer un recuento de los acontecimientos anteriores al presente de la representación: “No, pues déjame te cuento mi historia, pues ahí te va […]. Joto, pues que no lo encuentran. Pues, ¿cómo que a quién, pendejo? Pues al Homero. Pues sí, pues es que todavía no llego a esa parte”.
A pesar del juego de elipsis (apoyado por la virtualidad producida por los dispositivos electrónicos), comprendemos la situación comunicativa gracias a las repuestas de Jacobo, sus gestos y su expresión corporal. En un momento de la conversación con Mariano, por ejemplo, se indigna por la poca seriedad con la que su amigo se toma un asunto que podría concluir en funeral: “Ay, gracias, pendeja, ¿eh? Gracias. Sí, de negro estricto, ¿eh? Obvio. Sí. Pues mínimo le das un abrazo a mi amá, ¿no? Sí, jota, te pones una de esas madrecitas que se ponen las señoras cuando van a la pinshi iglesia. Ándale, pendeja, como la mamá de la Rox”. La historia se ve interrumpida por las llamadas al celular de Jacobo que lo actualizan sobre la situación, y se retoma con la típica frase: “¿en qué me quedé?” Con el progreso del tiempo narrativo, se alcanza el punto medio del relato, y se avanza hacia el final.
La obra explora diversos temas actuales que se entrecruzan; los más evidentes son el narcotráfico y la identidad de género, que permite visibilizar una situación particular: la homosexualidad de un capo o líder. Este hecho plantea una ruptura con la imagen estereotípica del narco, asociada generalmente a la figura del macho. Por otro lado, se evidencia en el protagonista un deseo de ascender en la escala social a cualquier precio, razón por la cual se vincula con el crimen organizado, lo que también plantea una cuestión de clase. Jacobo compara a sus anteriores parejas con “el hijo del dueño del rancho”: “Pues, ¿qué te digo? Uno está acostumbrado a puro pinshi chancro que nomás te quiere robar”, y se alegra por los beneficios obtenidos de su relación. Sin embargo, se da cuenta muy tarde del error cometido.
El tema del narcotráfico forma parte de nuestra vida cotidiana. Sin embargo, no siempre somos conscientes de sus diversas manifestaciones e implicaciones sociales. Considero que vale la pena detenerse a ver esta puesta en pantalla (o las que vengan en Teatro Virtual Fronterizo), ya que con pocos elementos escénicos se logra potenciar la expresión dramática. Aunque las acciones son limitadas (algunos movimientos dentro de la habitación, cambios de ropa y llamadas telefónicas), el dinamismo de la narración del protagonista logra mantener la atención del espectador. El uso del espacio, el trabajo actoral, la dirección, así como el manejo de la cámara, las luces y la producción audiovisual –a cargo de Gustavo Rodríguez–, y el texto per se (rico en expresiones y referencias populares), logran un equilibrio óptimo para transmitirnos la historia de La más.
Obra: La más
Dramaturgo: César Graciano
Dirección: Laura Galindo
Producción: Teatro Virtual Fronterizo
Procedencia: Cd. Juárez, Chih.
Plataforma: Facebook Watch
Fecha: 13 de noviembre del 2020