Las crónicas de Tom
Con el estreno del unipersonal de Austin Morgan Crónicas improbables en la vida de Tom a partir del encuentro con una gallina intergaláctica, da inicio el 4° Festival de Unipersonales Xalapa. Se trata de una bildungsroman esquizofrénica de ciencia ficción, así se divertida y confusa.
Acompañamos a Tom en un viaje desde sus cinco años hasta los dieciocho, cuando concluye con un trágico evento la consecuencia de una acción realizada sus siete en respuesta a un bully. En una balacera muere quien parece ser el amor de su vida. Parece ser, porque hasta este momento han tenido pocos encuentros en la historia.
Desentrañar la anécdota de manera lineal es matar la obra, la narración intrincada y con brincos temporales es parte de lo mismo que se está contando, si forma es fondo, en este caso también fondo es forma, se mezclan las fabulaciones de Tom con la posibilidad de que sean reales. Tom, en un momento de la historia, duda de su propia sanidad, el resto del tiempo existe una ambigüedad sobre cómo el mismo Tom percibe los acontecimientos extraordinarios que le suceden. En ocasiones parece que lo asume como cualquier niño que sabe que es fantasía y no por eso en menos real.
A pesar del dinamismo de la historia, la dramaturgia es lo más débil de este proyecto, cada detalle en escena y dentro del texto está relacionado con la historia, pero no todo está suficientemente desarrollado para permanecer en el espectador y entender su consecuencia, hay muchos elementos que aportan poco, distraen mucho y alenta el ritmo de la obra, por lo que es fácil perderse en el hilo de la historia que es bastante intrincada.
Uno de los aciertos técnicos y estéticos de la obra son las proyecciones, la cuales abarcan todo el espacio escénico sin estar limitadas por una pantalla, sino exclusivamente por el piso y el techo del foro, estas proyecciones juegan directamente con la obra, se construyen en la suma con lo que sucede en escena, le da un aspecto onírico y de inmersión, especialmente una escena que sucede bajo el agua.
Como suele pasar en los estrenos, todavía se sienten duros los engranes, sin embargo ya se observa una obra con mucho aliento. Aborda un universo ficcional que poco vemos en el teatro, con un lenguaje cinematográfico en la narración que resulta en la exaltación de los recursos teatrales.