Teatro salvaje *
Desde la edad romana los Balcanes han sido zona de conflicto. El más reciente, la cruenta guerra de serbios, bosnios y croatas. Desde Sarajevo llega al Cervantino una explosión de ira que formula esta pregunta: ¿Qué es Europa? Y responde: Un ritual de guerra. Eso fue lo que se dio en el escenario del Teatro Principal: una batalla entre el pasado y el futuro de un puñado de pueblos que alguna vez se llamó Yugoslavia.
András Urbán y Laszlo Vegel, director y autor del texto nacieron en la República Federal Socialista de Yugoslavia en la región serbia, vivieron el desmembramiento de aquella confederación y fueron víctimas y verdugos de la matanza entre bosnios y serbios. Lo digo así porque no evitan el conflicto de pertenecer a una de sus partes ni ocultan las secuelas de las atrocidades cometidas por ambos bandos. Desde los ensayos literarios que Vegel le ha dedicado al tema, Urbán logra un potente, descarnado, estridente discurso escénico, con una plantilla de actores que están ahí de verdad, es decir, que llevan la ficción al corazón de la realidad.
La plataforma del espectáculo es una banda de rock pesado —formada por los propios actores—, que acompaña el discurso político de tal forma que Brecht se quedaría boquiabierto. Cero fábula, cero distanciamiento, cero entretenimiento. Hay que escupir los hechos, hay que mostrar las tetas y el coño lastimados por las aduanas que deben cruzar los emigrantes paupérrimos; hay que mostrar grotescamente la doble moral de las buenas conciencias que claman por la protección de los animales y cierran los ojos ante la barbarie humana.
Aunque el tema de fondo es el nacionalismo de las nuevas élites y las nuevas generaciones, cargado de racismo, xenofobia, intolerancia, y en este caso, del ferviente deseo de pertenecer a Europa. Como zona de frontera entre Oriente y Occidente los Balcanes y la Europa Central han debatido esa pertenencia a lo largo de su historia, Lo que lamenta Vegel es que la Europa a la Conrad, a lo Kundera, a lo Magris ha sido trocada por el capitalismo salvaje, el consumismo y la falsa libertad de morir por desprecio en las calles de Berlín, Paris, Londres, Madrid…
Cuando los padres ocultan a los hijos su pasado socialista y los hijos son radicales de derecha, es tiempo de poner en cuestión pasado, presente y futuro. ¿Todo estuvo mal en la vieja Yugoslavia? ¿Todo está bien en el Capitalismo? Hoy puedes viajar como bosnio, como serbio, a cualquier país de Europa. ¿En verdad basta el pasaporte para lograrlo? Se terminó la utopía del socialismo con rostro humano, comienza la utopía del paraíso europeo. El sueño colectivo de ayer es hoy una quimera individual. Se perdió la identidad de los padres, dice Vegel, y los hijos no buscan integrarse a Europa sino asimilarse a ella.
Lo impactante del espectáculo ¿Qué es Europa? Un ritual de guerra producido por el Scene Mess de Bosnia Herzegovina, es que Urbán y el notable equipo que lo acompaña en todos los rubros del montaje, consiguió llevar el discurso intelectual del ensayista serbio al presente escénico donde los cuerpos vivos transmutan las ideas en acciones físicas cuando se tiene la energía, la convicción, la habilidad, el compromiso de Benjamin Bajramovic, Vedrana Seksan,Amar Custovic, Sanin Milavic, Dzenana Dzanuc yMirna Kreso.
Teatro salvaje porque renuncia a la teatralidad, el ilusionismo, la alegoría, la virtualidad, en aras de un nuevo discurso público a ritmo de rock rupestre, de un discurso colectivo que pone en cuestión sus propios pronunciamientos. No se trata de tener la verdad sino de buscarla entre la misma mierda de la historia pasada y actual. La escena en la que dos actores se bañan materialmente con carne descuartizada sólo puede ser espeluznante en un país en el que esa aberración se ha vuelto cotidiana.
La pregunta de los artistas balcánicos sobre Europa nos llega al plexo solar: ¿Qué es México, carajo, un destazadero bestial?
*La cabeza de esta nota se la debo a Javier Velázquez, quien tiene un loco amor por el teatro.