Reflexión poco contemporánea
Sobre el teatro hidalguense
Alberto Susano
-
- Que dislate este de la escena contemporánea, pareciera que por un lado, la institución no sabe qué hacer con el término, y cómo va a saberlo si todos sabemos que aunque existan instituciones dedicadas a la cultura y las artes, eso no garantiza que la gente que allí trabaja tenga un nivel cultural y artístico necesario para ejecutar proyectos e iniciativas que favorezcan el desarrollo cultural de tal o cual comunidad, y más si es la comunidad la que padece la misma enfermedad, la ignorancia, y si a esto sumamos el otro lado: la desesperante pero muy mexicana pugna que existe por definir lo que es y no es la escena contemporánea, no se sabe si es como en Alemania, o como en Norteamérica, o mejor como los rusos, siempre es mejor imitar y después colgarle un molcajete o poner música de mariachi para que parezca mexicana, que buscar la identidad propia, y más en un país que lleva más de seis o siete siglos tratando de buscar una identidad (el problema empezó desde antes de los españoles) el punto es que siempre se busca fuera; y los buenos intentos nacionales quedan como manifestaciones de la cultura popular, pero NO es escena contemporánea.
-
- No es mi intensión intentar definir algo que no me interesa definir, ni entrar en el debate, no me interesa el termino, no me interesa si lo que hago o no, es escena contemporánea, no es mi karma, que los muertos entierren a sus muertos y sobre ellos bailen; mi intensión ahora es reírme un poco de la situación.
-
- Reprobamos a la institución porque con toda la “buena voluntad”… de liberar algún dinero; sepa dios por qué con tal premura poco eficaz y muy sospechosa, organiza un encuentro (que no “primer” encuentro, lo que no garantiza que haya la misma buena voluntad en años posteriores) estatal de la escena contemporánea, en vez de una muestra estatal de teatro, así simplemente; que tanta falta le hace a este estado; puesto que los trabajos que participan en este encuentro, poco tienen que ver con las variopintas opiniones acerca de lo que debe ser la escena contemporánea (incluyendo el trabajo de un servidor) y han escandalizado al sector más iluminado de creadores, que han pegado el grito en el cielo porque han sido seleccionados aun sin haber sido sometidos a un ejercicio de curaduría o por lo menos de conocimiento de causa acerca de la escena contemporánea por parte de la institución.
-
- Sin embargo, como se trata de dinero sorpresivo, profesional e institucional pues hay que agarrarlo, aceptar y después morder la mano que… por el simple hecho de ser inculta e ignorante por organizar un evento con un nombre del que conoce poco, en una provincia habitada por gente, en su mayoría, de extracto rural, con tradiciones muy arraigadas, con pobreza, desnutrición, maltrato humano, analfabetización, alcoholismo, y un muy largo etc. ¿a esa gente se le organiza un encuentro estatal de la escena contemporánea? ¿Soy el único que nota la ironía y el cinismo burlón por parte de los colegas artistas y por ende de la institución? O es que acaso yo me equivoco y el evento más bien fue, una vez más, uno de esos eventos de los que sólo se enteran los colegas para después hacer lo que mejor sabemos hacer y no hablo de lo que se hace en escena, contemporánea o no, sino, abrir la boca para ajusticiar a la ignorante institución por organizar un evento que en vez de hacer lucir nuestros nombres, los hace estar a nivel de otros nombres menos contemporáneos y de menos abolengo y de mostrarle a la sociedad que nuestra escena hidalguense de contemporánea tiene poco, no estamos en onda, no somos cool, nuestras ideas y referentes son arcaicos, jamás brillaremos en sociedades contemporáneas, como si a algunos nos interesara ese circo.
-
- No hablemos de la pobre difusión y seguimiento, ya no digamos compromiso por parte de la institución, que poco parece importarle el hecho de que la gente asista a sus eventos, ellos hacen mucho con contratar, pagar y hacer unos carteles de muy pobre valor visual (en municipios) como para captar la atención de la gente de afuera, de la que vive fuera de nuestro mundito; si son los municipios los que no hacen la tarea, pues al final de cuentas la institución federal es solo una y si un engrane no funciona, así sea el municipal, pues no sirve, no avanza, así se repartan culpas proporcionada o desproporcionadamente. ¿Quién no está haciendo su trabajo? ¿Qué se hace con un trabajador que no trabaja? En México es lo más normal, por eso los creadores hablamos demasiado, esperamos demasiado, presionamos demasiado, pero trabajamos muy, muy, muy poco, y le echamos la culpa a la institución por no tener buenas voluntades más seguido, de qué voy a comer. Mi abuela diría que en este país el que se muere de hambre es por pendejo y pues…cuantos colegas no hay sin hacer nada, sólo esperando que los dioses del FOECAH o cualquier otra beca y/o teatros escolares y más programas, venga a subvencionarnos nuestra ignorancia, nuestro discurso y porque además, no puede haber un creador más o menos respetable que por lo menos no tenga un FOEQUITA en su curriculum. ¿Y la iniciativa propia? Me pregunto si mi padre habrá sido el único que le enseñó a sus hijos la necesidad de tener iniciativas propias, aunque la actitud de muchos colegas me hace pensar, con vergüenza, que fueron educados en una sobreprotección propia de mediados de los 80´s para acá, estirar la mano, chillar un poco y si no hay respuesta chillar más, al fin que como dice un dicho, a la puerca más rejega le toca la mejor mazorca. Disculpen si de repente provoqué la imagen de muchos cerdos de diferentes calibres, peleándose y vomitándose unos encima de otros solo por ganar una mazorca grande. Quizá la imagen del maestro de Ita con eso de las ubres sea menos ofensiva.
-
- Es por ello que el contemporáneo término de escena contemporánea es, desde mi punto de vista, un buen pretexto que tienen los buenos nombres de rancio abolengo para manifestar su repudio por la gente que no pertenece al mundito, por rechazar y apartarse de tajo de toda esa gente que está necesitada de teatro, de esa gente que vive en un pueblo, mágico o no, con encanto o no, de esa gente que se dedica al campo, o cualquier otro trabajo que nosotros no haríamos, pero que aporta más a la economía del país y de nuestros bolsillos, gente cuyo concepto de cultura está más enraizado con la tele y con la ferias patronales, esa gente que tiene que cuidar animales, hijos, que también es repudiada por el sistema, gente sin iniciativa también, gente que se cree todo lo que le dicen en la tele, gente que hemos dejado enfermar, gente que ha dejado de creer, gente que encuentra más sufrimiento en la vida que si estuviera muerto, gente que no sabe qué hacer con su emociones, porque en este país nos dejamos engañar por los maestros ignorantes también, gente que no puede darse el lujo de pagar 50 pesos (mínimo) por cada miembro de su familia para llevarlos al teatro, gente que prefiere ir a un baile o al fútbol porque estos le siguen siendo fiel, aunque sea para robarles su dinero, porque estos al menos garantizan que drenará parte del stress de la semana o lo desconectarán de su valle de lágrimas al menos por un fin de semana. ¿Qué hace el teatro, qué hace la escena contemporánea por esa gente? ¿Quién le ha fallado a quién?
-
- En mi pobre, mediocre; y hasta poco profesional si se quiere; opinión, no se hace teatro para esa gente porque no se sabe cómo, es mucho más fácil adoptar una idea extranjera y hacerla propia, imitar a los que llevan la vanguardia mundial de la escena porque es lo mejor ¿acaso no hace lo mismo nuestro sistema del que tanto renegamos? imitar, Maquillar cifras, estrategias de autocomplacencia ¿quién ve ese teatro? ¿Quién asiste a la escena contemporánea? Queremos imitar a Europa, carajo, si queremos que funcione como en Europa, deberíamos tomar en cuenta que a nuestro público le hace falta tener la idiosincrasia del pueblo Europeo, que se ha forjado a través de su historia, sus conquistas, sus guerras mundiales, sus batallas épicas, sus resurgimientos, la idea que tiene la gente sobre la vida en general y su propia vida en particular ¿cuántos libros lee un ciudadano común europeo? ¿Cuantos sus artistas? ¿Cuantos lee un mexicano promedio? ¿Y un mexicano actor? ¿Y uno hidalguense? Y eso por decir algo y no hacer una interminable lista de comparaciones ene ciudadanos de un lado y otro, entre artistas de un lado y otro, no hablemos de calidad de vida y otras cosas que un creador cree que no cuentan. ¿Conocemos a nuestro público? Claro que no, es mejor vivir en la fantasía que pasar por el enfadoso y sucio trabajo de ver directamente a mi prójimo a los ojos y mirarse en ellos, ensuciarse las manos un poquito, captar la mirada y el cuerpo de la gente que en las comunidades nunca han ido a un teatro en su vida, y que cuando lo ven por primera vez, aun a sus quizá sesenta años o más, o menos; se vuelve para él una experiencia transformadora, ya no sabemos cómo crear experiencias transformadoras, nos conformamos con que el trabajo se vea bonito e impactante, y caro, sobre todo caro, para que parezca que en el país no hay crisis y que podemos darnos el lujo de despilfarrar dinero en un trabajo que tendrá a lo mucho un par de pares de funciones. Y luego nos quejamos de Tavira o de lo que gasta el gobierno en aviones o lo que gana un diputado, como si no se le pudiera cerrar y se le haya cerrado la boca al creador más chillón con un sueldito de esos, e incluso más pequeño.
-
- Es por ello que es más fácil inventar patrañas con bonito nombre, que impacten al sector más ignorante del mundito (actores con poca iniciativa que se tragan todo lo que les dicen para evitarse el trabajo de investigar, estudiar, prepararse de verdad; creadores oportunistas que saben imitar a la perfección los trabajos extranjeros; la institución, que tiene por objetivo federal entregar cifras, sean ciertas o no, sean reales o no; estudiantes a los que se les ha educado con una contemporánea idea del teatro que le parece impactante pero que todos ignoran cómo fue que se llegó hasta allí; etc.) y después chillar y chillar más fuerte, sentirse contemporáneo, vivir contemporáneo, para tener cada vez más adeptos dentro del mundito, hasta crear nuestras propias sociedades secretas dedicadas a la autocomplacencia, de todos modos sabremos que contaremos con los aplausos de nuestros honorables miembros y estos a su vez aplaudirán con toda la fuerza del mundo y gritaran y regaran por el mundito nuestra profética contemporaneidad. ¿Y el público real?
-
- Luego no nos quejemos que si el chavo del ocho, que si el fútbol, que si la Rosa de Guadalupe, que si la señorita Laura… ¿hemos hecho algo real para sacar a la gente de allí aparte de chillar, insultar y menospreciar? NO, definitivamente no, al contrario lo mejor es alejarse, dejar que se rasquen con sus propias uñas, no es contemporáneo rozarse con ese público.
-
- El problema es que según mi opinión, no se hace ese trabajo sucio, porque se tiene miedo, significa salir del mundito, miedo a levantarse del lugar cómodo, de la zona de confort, a tener iniciativa (pues no se sabe dónde se compra, ni hay becas que nos la de) miedo a darnos cuenta que lo que menos nos importa es el público y la escena, sino justificar con un nombre rimbombante nuestras carencias como individuos, como entes sociales y como creadores. Miedo a darse cuenta que no se tienen las herramientas creativas para extraer del mundo real, de la sociedad de mierda que todos hemos creado, una propuesta que pueda abrirle los ojos a la gente real, que le hable al corazón, al ojo, al oído, al alma, no, no sabemos cómo hacerlo, estamos trabajando para ser contemporáneos.
-
- Repudiamos el sistema educativo y sin embargo hacemos experimentos funestos y autocomplacientes para educar a los futuros creadores, les arrancamos la historia porque no sirve de nada, estorba, por eso en México no hay memoria histórica y por ende somos una sociedad que repite sus mismas estupideces o por ello adoptamos lo que desechan otros países del primer mundo. Les quitamos muchas herramientas que creemos inútiles ¿Dónde está la sacralidad del teatro, y la neutralidad y el realismo? (aunque en México sea imposible es bueno revisarlo para saber por qué es imposible, y por qué se piensa que realismo es melodrama) de verdad saben, nuestros estudiantes de actuación y los que han egresado, resolver escénicamente procesos difíciles, yo pienso que unos cuantos y eso porque han recibido la bendita sabiduría de las tablas, pero, y los otros ¿cuándo se dignificará el trabajo, o dignificarlo es sólo cobrar? ¿Alguien sabe de filosofía? ¿Saben distinguir la moral de la ética? ¿Saben citar más allá de a sus maestros autocomplacientes? ¿Saben investigar o sólo esperar? ¿Tienen cuerpos y voces entrenadas, dispuestas y creativas? ¿Y así se quiere cobrar dignamente? Supongo que debo separar a las raras excepciones, pero a quien le quede el saco, es para que se lo pongan. Quizá hasta yo vaya incluido si quieren.
-
- Una vez más, el teatro demuestra ser el espejo de la sociedad, y nuestro teatro, o nuestra escena, si se quiere ser más contemporáneo, es el vivo reflejo de nuestra sociedad: una escena ignorante, inculta, con mucho bip bip chirrin chirrin pero con poco qué decir, malinchista, excluyente, intolerante, sin carácter propio pero con touch screen, con complejo de inferioridad (que va a juego con el complejo de superioridad de sus creadores) una escena a la que también le han extirpado la filosofía, una escena fría y violenta, una escena que se ahoga, que se asfixia, que se pelea consigo misma, una escena irreal como las cifras oficiales, una escena falsa como nuestro código moral, una escena que imita para no estudiar, una escena sin vida, una escena que apenas pervive, poblada de discursos tan aburridos y demagógicos como los de nuestro acontecer político diario, una escena harta de sí misma pero que como nuestra sociedad, no está dispuesta a buscarse sino a esperar simplemente, esperar, esperar, nos han enseñado que mamá y papá lo resuelven todo, alégrense, falta poco para el FOECAH. Creo, en mi particular punto de vista, que sería interesante ponerle atención a los proyectos que han ganado FOECAH en el área de teatro, ese desgano, esa apatía que hay por parte de los que la ganan, ese poco compromiso, esas ideas cortas, esos “proyectitos” creo que son la realidad del carácter y compromiso con el que se asume el oficio ¿o profesión? no me acuerdo, en este estado.
-
- Sin embargo, esta no es la cara real del teatro en el estado, porque el teatro en el estado no tiene una sola cara y si la tuviera, creo que no se tomaría en cuenta porque no tiene una cara contemporánea, tiene más de una cara y cada una debería ser respetada y apoyada, pues muchos están haciendo el trabajo que jamás harían los buenos nombres que ganan lo que debería estar destinado a los que sí trabajan. Pero aceptar la riqueza teatral y apoyarla para que brille y se le quite ese color opaco y ese olor a popular no es contemporáneo, entendiendo que hasta esa palabra la han limitado los creadores, a una reducida idea. ¿Alguien llevó etimología? Seguro que sí pero reprobaron.
- ¿Quién le ha fallado a quién? No os preocupéis colegas, siempre se le puede echar la culpa a la educación, pero sólo será escupir para arriba.