Finaliza Festival de Teatro de Nuevo León
Vidal Medina
Colaborador CONARTE
Como nunca antes habíamos visto, la asistencia al teatro este año ha sido inmejorable: las salas han estado a reventar y mucha gente se ha quedado sin ver las obras.
En algunos casos los grupos de teatro han tenido que dar más funciones. Un solo ejemplo: La obra de clausura del Festival “9 días de guerra en facebook”, ha tenido a cerca de mil asistentes. Pero no ha sido la única.
En todas las obras hemos visto a filas de gente aguardando por un lugar en la Sala Experimental, el Teatro del Centro de las Artes y el mismo Teatro de la Ciudad.
Uno de los grandes aciertos de este Festival, organizado por Conarte con apoyo de Conaculta, ha sido la gran calidad de las obras programadas; trabajos como “Incendios”, del dramaturgo Wajdi Mouawad; “Tercer Cuerpo”, de Claudio Tolcachir; “Riñón de cerdo para el desconsuelo”, de Alejandro Ricaño; “9 días de guerra en facebook”, de Luis Mario Moncada; “El evangelio según Clark Kent”, de Richard Viqueira; “Papá está en la Atlántida”, de Javier Malpica o “Memorama”, de Mario Cantú, por mencionar algunas, se han presentado con un gran éxito en sus respectivas funciones.
Los programadores de este Festival le han apostado al teatro contemporáneo, con textos escritos por autores vivos en su mayor parte mexicanos y con directores que han cumplido y a veces superado las expectativas: Hugo Arrevillaga, Martín Acosta y Richard Viqueira han dejado boquiabiertos a los públicos cada uno dentro de su propio estilo.
Ha destacado también la labor de Angélica Rogel, Alberto Ontiveros y Daniel Serrano. Se han destapado directores y actores jóvenes: “Atari”, dirigida por Natalia Quintero es un buen ejemplo.
Asimismo, el teatro proveniente de otros estados ha dejado un buen sabor de boca, sobre todo la obra “Job”, de Enrique Olmos de Ita, bajo la dirección de Darío Pantaleón; “Justine y Juliette”, quizá un poco atiborrada de violencia sexual, ha satisfecho el morbo de los espectadores. “Catalina”, de Gabino Rodríguez causó algo de polémica en la página de teatro mexicano, quizá por ser un trabajo atípico, pero que gustó. “Funámbulo”, trabajo local, bajo la batuta de Vicente Galindo ha sido un buen platillo.
En este festival hemos confirmado que el teatro es un termómetro de la realidad, un caleidoscopio que da cuenta de su tiempo y en el que se destacan cada vez más los dramaturgos vivos, mexicanos y extranjeros, que las adaptaciones de obras clásicas.
Otra cosa que hemos podido observar como sintomático ha sido que las producciones teatrales han optado por la economía, trayendo un teatro basado sobre todo en la interpretación, las dotes histriónicas y el trabajo corporal.
Actuaciones memorables como las de Karina Gidi, Pilar Cerecedo, Carlos Valencia, Daniela Pal, difícilmente se olvidarán. También han destacado los jóvenes Gregorio Carrillo, Sergio Moreno y Santiago Martínez.
Creemos que el teatro en este momento está contando mejores historias que el cine, o al menos eso parece; sólo bastan buenos textos, directores inteligentes y actores sensibles, conjunción perfecta que en este Festival se ha dado en muchos casos. Cabe mencionar que hubo talleres de creación con gran asistencia del público: dramaturgia por Edgar Chías, Improvisación por Angélica Rogel, Teatro del Oprimido por Geo Britto y Helen Sarapack y Voz con Benjamin Castro.
También se presentó el DVD de diez años del Festival de Teatro Nuevo León, con fotografías de 146 obras, tomadas por el fotógrafo de teatro, Enrique Gorostieta, y el Premio Nacional de Dramaturgia Víctor Hugo Rascón Banda a “Ánima sola”, de Alejandro Román.
Nos ha dado un gusto enorme asistir esa fiesta teatral, felicitamos a Roberto Villarreal y su equipo de colaboradores, César Tapia y Gloria Chapa, entre otros; a los técnicos del teatro y sobre todo al público asistente a las salas porque sin su presencia esta fiesta no tendría ningún sentido.
Conarte y Conaculta pueden estar satisfechos porque a pesar del recorte presupuestal, la fiesta teatral no ha perdido calidad. Este año en que la crisis económica se ha agudizado pareciera que la gente se ha volcado al teatro en busca no sólo de entretenimiento, que lo tienen a diario en las salas de cine y la televisión, sino en busca de algo más: historias bien contadas que nos hablen de nosotros, de la condición humana, que nos hagan llorar y reír junto a nuestros actores.
El teatro brinda algo que sólo él puede dar: calor, intimidad, confrontación. Se ha dado pues lo que el crítico teatral Jorge Dubatti llama “el convivio teatral” y nos sentimos orgullosos de ello.
Lea reseñas y críticas de todas las obras del Festival en: http://www.teatromexicano.com.mx/revista/revista.php?id=30