Luces y sombras de Consuelo
Nombramientos en Conaculta
Fernando de Ita
Por un lado, la nueva presidenta del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, Consuelo Sáizar, está nombrando a la gente adecuada en el puesto correspondiente. Ante la maraña legal que ciñe al Consejo, llama al doctor en derecho Fernando Serrano Migallón, quien además del prestigio que tiene como abogado, es un hombre de cultura, a ocupar la rebautizada Secretaría Cultural y Artística.
En razón de que otro de los problemas centrales del Consejo es el manejo del presupuesto que pasa por la SEP en su camino a la Secretaría de Hacienda, nombra a un ex subsecretario de la segunda dependencia mencionada, el doctor Jaime Hernández Martínez, en la nueva Secretaría Ejecutiva del organismo rector del sector cultura.
Para ordenar la discrecionalidad con la que se manejaba la Dirección General de Vinculación Cultural, la dependencia que le da al Consejo dimensión nacional, recurre al promotor cultural Arturo Saucedo, ligado al trabajo legislativo que se ha realizado en los últimos años en la Cámara de Diputados para darle al derecho a la cultura un rango constitucional.
Cuando la doctora Teresa Franco renuncia a la dirección del INBA, la presidenta del Consejo mira hacia el norte y nombra a Teresa Vicencio Tovar, hasta entonces directora del Centro Cultural Tijuana. Para nombrarla, la presidenta del Consejo tuvo que ignorar uno de los artículos de la ley fundamental del INBA que indica que el director del Instituto debe ser un artista, un creador de ficciones de incuestionable prestigio. En su favor hay que decir que en México las leyes se hacen para quebrarlas, y tal cosa se ha hecho desde hace muchísimos años para nombrar al director de Bellas Artes.
La canalla comenta en Tijuana que en éste nombramiento pesaron más los apellidos del panismo histórico que lleva doña Teresa, que su trayectoria profesional, aunque diversas personalidades entrevistadas por teatromexicano.com.mx reconocieron su labor al frente del Centro Cultural más importante de la frontera norte. En lo que no están de acuerdo es en que quiera dejar a uno de sus subalternos al frente del CECUT, sin consultar a los artistas de la Baja California.
Héctor Villanueva, comentan en un comunicado un grupo de artistas reunidos en el Foro Cultural Ciudadano, es una buena persona y un mediano administrador, pero no tiene ni la trayectoria, ni el perfil, ni la ascendencia para sacar al CECUT de su inercia institucional. Dicen los artistas de la Baja California:
“El CECUT merece ser dirigido por una persona con antecedentes, consensos y trayectoria específica para que saque a esta institución de la indefinición y del marasmo y le otorgue energía a su vida institucional, con base en resultados concretos.
Entre los variados pendientes a la vista, se puede mencionar: animar el diálogo con la comunidad, reforzar el programa cultural, reactivar la relación cultural binacional, fomentar el turismo cultural, reencontrar la vocación escénica y editorial, diversificar su perfil y no limitarse a las artes visuales y ofrecer un programa cultural extramuros. Restablecer el diálogo con el enérgico activismo cultural independiente, que le da singularidad a nuestra ciudad. Para la dirección del CECUT, hay personajes en la ciudad con amplia trayectoria y experiencia probada en diversos campos de la promoción cultural que pueden ser auscultados y tomados en cuenta”.
De la radio al FIC
En lo personal, el nombramiento que de plano no entiendo es el de Lidia Camacho, directora de la FONOTECA, en lugar de Gerardo Kleimburg, al frente del Festival Internacional Cervantino. Me queda claro que Gerardo estaba sentenciado por su estrecha amistad con Sergio Vela, y estimo el trabajo de la señora Camacho en su campo de acción, que es la radio. Gracias a su empeño contamos con el archivo de audio más importante del país, de manera que su perfil da más para acrecentar dicho acervo que para programar un festival artístico que ya está, por lo demás, programado.
No hay que olvidar que el FIC tiene cada año como invitado especial a un país, o una región extranjera, y Kelimburg ya había establecido con las autoridades culturales de Québec una relación envidiable, entre otras cosas por su dominio del francés y su conocimiento de la cultura de aquella autonomía canadiense. El sentido común que parece tener en abundancia Consuelo Sàizar, aconsejaba no interrumpir un proceso tan complejo, como es el de lidiar con docenas de compañías nacionales y extranjeras, y con miles de artistas, a la mitad del camino.
Kleimburg tuvo, por otro lado, el tino de ser el primer promotor cultural en subir a México al tren del año de la astronomía, ya que desde el año pasado anunció que el FIC estaría dedicado éste año a celebrar dicha disciplina, y obró en consecuencia. Lo prudente habría sido hacer el relevo al término del FIC 2009, y consultar al gobierno de Guanajuato sobre el cambio, porque según mis fuentes, el gobernador de aquel estado se quedó perplejo con el cambio.
La pregunta que corre en el medio radiofónico es si el nombramiento de la señora Camacho es un castigo de consolación, porque cuando empezó el rumor del cambio la gente que la conoce comentó que Lidia no dejaría la pasión de su vida por el guateque cervantino.
Esperemos que al dar la noticia oficial del cambio, también se nos diga claramente el por qué del enroque.