7 Comments

  1. LEGOM
    30 noviembre, 2017 @ 12:41 am

    Yo sí esperaría que se valoraran más mi genitales. Toda la vida lo que han valorado es mi trabajo. Eso me parece injusto. Mi genitales tienen todavía mucho qué ofrecer al teatro mexicano.

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  2. Fernanda
    30 noviembre, 2017 @ 4:34 am

    Y ya para terminar hoy, según el artículo que se escribió desde mi comentario de la mañana sobre la presencia IGUALITARIA de las mujeres en la MNT, donde dice que la organización está a cargo de las mujeres y donde los números, efectivamente no mienten. En los roles de poder hay sólo tres mujeres, en los talleres sólo una, como autoras y directoras solas, es decir sin creación grupal llevando a cabo su trayectoria artística, los mismos números que di a la mañana, queda clarísima que si la mitad de población es femenina, la que está presente en la MNT, la pirámide que se forma es brutal. La mayoría de las mujeres está presente en la base de la pirámide. Así que sirvan esos números para entonces sí verlo desde la visión de género. Seguimos!

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  3. C.L.
    30 noviembre, 2017 @ 4:40 pm

    Ale, me encanta esta reflexión, pienso igual que tú, no quiero espacios sólo por ser mujer, quiero espacios porque mi trabajo se los gana.

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  4. Rafael P. de la Cruz
    30 noviembre, 2017 @ 5:29 pm

    En nuestro teatro como en nuestra sociedad no todo es miel sobre hojuelas. Sin embargo la visión de «genero» que propones Fernanda, es muy machista, desdeñando el trabajo de quienes fungen en la dirección artística. Participe en el 37 MNT y el motor de la coordinación, gestión, producción estaba a cargo de mujeres, realizando un gran trabajo. Falta mucho por hacer, abrir más espacios, inclusión, etc. Sin embargo ¿porqué nos cuesta reconocer cuando se ganan algunas batallas? ¿Cuándo algo va caminando y de a poco se está gestando? Independientemente de eso, creo que hay un mal innecesario por parte de una buena parte de los teatreros chilangos. El escandalo «facebookero», el tirar para ver si de una u otra forma llego a alcanzar. Pero no veo las obras, los montajes, etc; en fin, cada quién sus formas. Por otra parte lo que escribe Serrano no creo que sea un artículo, sino un comentario (así como los que tú viertes) sólo que desde otra plataforma.

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  5. Martín López Brie
    30 noviembre, 2017 @ 6:21 pm

    Creo que el problema de la representatividad de las mujeres en los sitios de «poder» dentro del teatro (directoras, dramaturgas, programadoras, etc) no es un problema particular de la 37MNT si no un problema del patriarcado en que vivimos. Naturalmente, si se toma una muestra en cualquier ámbito (una muestra nacional de teatro, por ejemplo), se mostrará una realidad ineludible: las mujeres están mayoritariamente en puestos subordinados. la pregunta que vale la pena abordar es ¿Qué desigualdades se resuelven imponiendo una cuota de género a la creación artística? seguida de otra: ¿Qué nuevas desigualdades podría promover una cuota de género? Por ejemplo, una cuota de género en los puestos públicos me parece importante, principalmente en el congreso y en la suprema corte, porque está demostrado que no llegan ahí los mejores en nada, así es que el argumento del mérito no aplica (de hecho, si se eligieran al azar los representantes, con % por género, nos iría mucho mejor y nos ahorraríamos el costo de partidos) Sin embargo, una cuota de género en una muestra nacional o en la programación de teatro en espacios públicos puede ser algo más problemático. a pensarle.

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  6. Martín López Brie
    30 noviembre, 2017 @ 6:24 pm

    correción: puse 37MNT y me refiero a la 38MNT

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  7. Misuki Sarahi Takaya Duarte
    8 diciembre, 2017 @ 6:50 pm

    Creo acertado el comentario de Alejandra Serrano. En Hermosillo, ya estamos organizando el 4 festival teatro breve. Nos dimos cuenta que participación de las mujeres en dramaturgia es nula, en dirección es un 5 %, sin embargo la dirección artística y la administración de esta depende mayormente de mujeres. A pesar de esto la figura pública de la mujer en roles de «poder» (y este ya es un problema si hablamos de la necesidad de horizontalidad) es casi nula. Platicando con colegas del género femenino varias coincidimos en hay que voltearnos a ver y preguntarnos a nosotras ¿Por qué no estamos escribiendo? ¿Por qué no asumimos roles de «poder»? ¿Es por desinterés? ¿Podemos generar discurso a partir de nuestra feminidad?. Hay que voltearnos a ver antes de buscar un bloqueo en terceros (que por supuesto hay muchos).

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