La cultura del robo y el robo a la cultura
Por segunda ocasión en 15 días el Foro Cultural Neurodrama, A.C. fue desmantelado. El pasado sábado 19 por los rateros que operan a sus anchas en el primer cuadro de la capital del estado de Hidalgo. Sólo el descuido o la complicidad de la policía municipal explica que luego de denunciar el primer robo en el Ministerio Público y de pedir que se dieran rondines nocturnos en la zona de Jardín Colón y el Templo de San Francisco, los ladrones hayan tenido el tiempo suficiente para entrar al teatro por la azotea y la puerta que da a la calle, romper los candados, quitar el equipo de luces, bajar del paso de gato el pesado equipo de sonido, robarse la televisión, el proyector y otros enseres, sin ser vistos.
Mientras el gobernador del estado presume el equipamiento de la policía para combatir la inseguridad y la alcaldesa del PAN informa que ha bajado la delincuencia, la realidad, como siempre, los desmiente. No vivimos la violencia demencial de otros estados, pero es un hecho que los robos con y sin violencia han aumentado en Pachuca y que en alguna zonas de la entidad ya hay semáforos rojos por la delincuencia organizada.
Lo trágico de la seguridad pública es que denunciar los delitos es una insufrible formalidad porque tanto los policías como los ladrones saben que en México de cada 100 denuncias sólo el 10 por ciento son investigadas y sólo tres de ellas logran algún resultado, de manera que un robo más de bienes particulares sólo merece otro expediente para el archivo muerto de la justicia mexicana.
Toda privación ilegal de un bien propio es condenable, pero el malestar se agranda cuando la cultura del robo que impera en nuestro país se aplica a un espacio cultural que no tiene fines lucrativos y que tanto esfuerzo personal y colectivo requiere para ofrecer espectáculos que no enajene al espectador sino lo lleven a contemplar su realidad desde diferentes invenciones artísticas.
Abrir un espacio cultural cuesta sangre, sudor y lágrimas, y mantenerlo vigente es una tarea aún más ardua, por eso en Pachuca se cuentan con los dedos de la mano los centros culturales de la iniciativa privada y ciudadana. Neurodrama es una Asociación Civil que picó piedra varios años para conseguir el apoyo de, México en Escena, iniciativa del Fondo para la Cultura y las Artes (FONCA), que le permite operar el Foro ubicado en Jardín Colón 6, justo frente al atrio de San Francisco, en la “zona cultural” de la capital del estado. Su fundador, el escritor Enrique Olmos, oriundo de los Llanos de Apan, ha ganado el Premio Nacional de la Juventud, todos los premios estatales de teatro, narrativa y poesía, así como premios nacionales e internacionales como dramaturgo. No es monedita de oro y sospecho que son más sus enemigos que sus camaradas, y con todo lo que se pueda decir de su modus operandi, nadie puede negar que desde los 17 años trabaja incansablemente para logar sus metas, que es incisivo, constante, preparado y talentoso y que si te descuidas, te lleva al baile.
Entre tanta violencia, el desmantelamiento de un Foro Cultural es otro grano de arena en la playa de la impunidad. Nadie les regresará lo robado a la pequeña cofradía de Neurodrama, que no se rinde y aunque sea con lámparas de bote y casetera de pilas tendrá sus funciones este fin de semana. La mejor manera de ser solidarios será asistir a las obras. En cuanto a usted, ciudadano gobernador de Hidalgo, ciudadana alcaldesa de Pachuca, sigan inventando, como Trump, una verdad alternativa que seguirá siendo desmentida por la realidad. Hasta las próximas urnas.