2 Comments

  1. Rodolfo Obregon
    24 octubre, 2016 @ 12:30 am

    Anoto mis comentarios a la publicación de este texto en el muro de Martín y una última aclaración:
    (Lo escrito)
    1. Dónde leíste que se pida la desaparición de la CNT?
    2. Qué fácil decir que alguien se victimiza cuando las fuerzas son tan dispares. Otro argumento que huele a autoritarismo, pero sobre todo, que ignora que este debate no empezó con la renuncia de Luis de Tavira a la CNT sino con su llegada. Ponerlo en los términos en que lo haces, es pasar por alto 8 años de decisiones en lo oscurito.
    3. Puesto que la CNT fue conformada así, ¿no te parece un despropósito proponer que sólo se les consulte a quienes ya están adentro, como lo hicieron los responsables institucionales? Nadie pidió que los actores no tengan voz y voto, simplemente que no pueden monopolizarlo.
    4. Mi comentario sobre la estética de De Tavira fue eso, un comentario en un artículo y tú lo jalas al centro. Pero tienes toda la razón, yo mismo he pedido no confundir los méritos (o no) artísticos con la gestión pública. Lo que han hecho casi todos quienes han salido en defensa del modelo actual de la compañía.
    5. En ese sentido no voy a defender mi afirmación respecto a la vigencia (o no) de un discurso o una estética aunque el criterio de un teatro lleno se cae con revisar la lista de obras más «exitosas» del teatro mexicano. Ninguna dejó huella y sí lo hicieron muchos «fracasos». Pero de ser así, ¿cómo explicas los bajísimos números que ofrece la propia CNT? 120 espectadores para producciones de millones de pesos te parece un logro digno de continuar?
    (Y la última aclaración)
    Le quito la connotación ad hominem al despotismo ilustrado y lo retomo como idea política. Nuestro nivel de discusión en ese terreno es tan elemental que me basta con las definiciones de wikipedia. «Una idea que surge en Europa en la segunda mitad del siglo XVIII», exactamente como los Teatros Nacionales que sirvieron de modelo a esta CNT (algo que publiqué hace 8 años). «Los monarcas de esta doctrina contribuyeron al enriquecimiento de la cultura de sus países y adoptaron un discurso paternalista.» Nadie dijo que las dictaduras no funcionen, pero pagan las consecuencias (por lo demás, ¿alguien recuerda «a los que nunca han tenido acceso al teatro»?) Y lo más importante, su lema: «Todo para el pueblo sin el pueblo». ¿No es exactamente lo que expresa la carta de marras? Bueno pues ese mundo se acabó hace muchos años.

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  2. Sinaí Arce López
    24 octubre, 2016 @ 4:25 pm

    La capital como tal ya no existe más, dentro de las nuevas maneras de organizarnos y de vernos la centralización es más un problema que una solución válida, la Compañía Nacional de Teatro debería de moverse por al menos 5 regiones del país y desechar el lamentable término de «la Provincia» un argumento elitista que no obedece a lo que requiere el país, que la compañía siga estando en un espacio físico donde se demandan ofertas culturales y se concentra el presupuesto mientras que en el resto del país la profesionalización y la creación de públicos conocedores brilla por su ausencia solo nos dice el cómodo asiento que se han construido quienes comandan las artes escénicas y quienes son los que deberían de trabajar para su desarrollo en el territorio nacional y no únicamente en las principales capitales.

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