La confusión del conejo y el coyote
Bajo la dirección escénica de Jorge Folgueira y dirección musical de Álvaro Díaz, El conejo y el coyote, de Víctor Rasgado, fue presentada en el XX Festival Universitario de Teatro el día domingo 29 de mayo del 2016.
Empiezo por anotar el increíble trabajo que realiza el taller de ópera UABC con sus montajes, ofreciendo al público espectáculos clásicos, tomando riesgos que van desde lo económico, a lo artístico.
Soy de los que alberga la esperanza de que el Festival Universitario de Teatro adopte en su programación de cada año la presentación de una ópera, más si pensamos que Ensenada es un semillero de músicos de calidad, a raíz del surgimiento del Centro de Estudios Musicales UABC-Ensenada, de cuya historia se puede hacer un repaso muy detallado en el capítulo Haciendo ruido, escrito por Álvaro Díaz, publicado en el libro A razón de la nostalgia de Daniel Serrano.
Independientemente de eso, este montaje no me deja muy satisfecho. Este es un punto difícil de abordar porque no termino de entender algunas contradicciones que pienso al respecto. La música es impresionante, pero lo que sucede en escena no. Si a mí me preguntan ¿te gustó? la respuesta es no. Si me preguntan, ¿lo disfrutaste? Diría que sí. Y ahí sigue siendo todo difuso… pero si me preguntan ¿De qué se trato? Y yo no tuviese otro referente que lo que vi, diría que no sé. Y con esta respuesta a lo mejor puedo desarrollar mi opinión.
Para recargar todo el desarrollo en la corporalidad, me quedan tres cosas a deber: claridad; creatividad corporal y precisión. La plástica escénica me gusta, la iluminación me gusta, pero ese gusto se desvanece al cuarto de hora de haber comenzado, y la música se lleva todo el protagonismo. Los elementos de utilería y su uso no me parecen resueltos. Abordo estos aspectos porque recuerdo el montaje La ópera de los dos centavos, donde todo me parecía bien asumido y bien planteado a pesar de la complejidad. Montaje que además revelaba una visión exquisita del texto brechtiano y desde mi punto de vista la interpretación musical no se quedaba ni un ápice atrás.
Hay un momento inolvidable del montaje El conejo y el coyote, un momento poético donde sucede por única vez ese ensamble de elementos que quisiera haber visto desde el principio, donde todo se conjuga y parecen abrazarse cuerpo, voz, música, plástica, fábula… Este momento es el cuadro final. Sirva ese momento para darme a entender, si es que el desarrollo de estos comentarios no son tan claros como quisiera.
Otro aspecto que vale tocar es que el montaje está dirigido especialmente al público infantil, ya que es una ópera para niños. Siendo así, me convenzo de que el trabajo corporal tendría que ser más versátil. La disposición del escenario —tipo teatro arena— funciona, el público sobre el escenario, sentados alrededor, tiene una visibilidad muy cercana, algunos niños hasta podían tocar el aserrín que delimita el espacio escénico.
El reparto está compuesto por: narrador, Alfa Tao; Conejo, Mariana Flores; Coyote, Miguel Zazueta; Campesino, Edén Villavicencio.
Diseño escénico y vestuario, Vannia Cárdenas. Diseño de iluminación, Ramón Tamayo. Asistentes de producción, Frida Paolet y Alma Mérida. Producción ejecutiva, Juan Carlos Villanueva.