Un artificio construido por el otro
Se cumplió el tercer día en el XX Festival Universitario de Teatro de la Universidad Autónoma de Baja California, nos empapamos con uno de los autores más representados dentro de la historia. Se trata del Médico a palos de Moliére, interpretado por los alumnos de la Licenciatura en Teatro de la misma Universidad bajo la dirección de Michelle Guerra Adame con el Colectivo Teatro en Espiral.
Cierto es que pasan los siglos, el mundo cambia, las comunidades también, generamos nuevos hábitos, se han moldeado nuestras reglas, al igual que las culturas han ido absorbiendo nuevas tendencias. Sin embargo, hay códigos de comportamiento que nos parecen casi imposibles de desvanecer de nuestra naturaleza. Un texto que realza una de nuestras particularidades como humanidad, la sensación de que portamos un criterio cuando en realidad, es un artificio construido por el otro. No planteamos opiniones individuales, funcionamos de tal manera que reproducimos la información que otro nos dijo, y a ese otro, otro se lo dijo.
Así sucede con Doña Jerónima (Estrella Gómez), quien desesperadamente manda a sus sirvientes a conseguir un médico que pueda sanar la extraña enfermedad de su hija Paulita. Un montaje con propuesta de máscaras donde la primera parte resultó un poco fría o lenta, algunos personajes lucían tímidos a diferencia de otros cuya corporalidad y voz resaltaban con magnitud. Fue hasta la escena de la llegada de Bartolo, el médico a palos (Esteban Hacegaba), a la casa de Doña Jerónima cuando las acciones se desarrollaron con más precisión y nos encontrábamos carcajeando desde nuestra butaca. La escenografía (Yvette Carrillo) era sutil, apropiada, no había demasiados elementos, simplemente los necesarios, lo cual hizo que la historia fuera fabricada por la actoralidad. Hubo una serie de problemas técnicos respecto a las cortinas que formaban parte de la composición escenográfica, pero los actores supieron solucionar para darle continuidad al hecho teatral hasta hacernos ir con un buen sabor de boca.
No es inviable relacionar la llegada de un falso médico debido a una dinámica de teléfono descompuesto, con la de unos jóvenes haciendo revuelta dentro de una manfestación por exigir derechos que desconocen. Mi intención no es desaprobar nuestras conductas actuales, o imponer qué es adecuado, sino reflexionar tras estos tres días de Festival, que a pesar de que muchos creadores refutan con la idea del teatro generando realidades que nos reflejan, seguimos haciéndolo, ya que si no es de nuestro cosmos y caos ¿de qué otra cosa partiremos para crear?