Una cifra que continúa aumentando
El XX Festival de Teatro Universitario se inauguró por cuarto año consecutivo con la Compañía Nacional de Teatro. Esta vez se trató de Noche y niebla de Jaime Chabaud, la historia de dos mujeres que narran la oscuridad que habita después de una pérdida injusta.
El humo, la ropa desgastada, el olor a tierra, una atmósfera que consigue abrazarnos desde un inicio pero despierta una serie de cuestionamientos. Al entrar a la sala, vimos elementos que nos resultaron familiares, nos dieron pistas con las que intuíamos el discurso de la noche. No es la primera vez que vamos al teatro a experimentar una protesta sobre las circunstancias políticas, donde no cambia nada más que los nombres y la cifra que continúa aumentando. ¿Qué ocurrió esta vez? Los elementos nos contaron la historia.
Había una dirección precisa de Fernando Santiago, las actrices (Teresa Rábago y Ana Isabel Esqueira), dominaban sus tareas dentro de la escena, estuvieron presentes, la energía era la indicada, al igual que fueron un complemento para que nuestra primera impresión trascendiera. No obstante, sentía que una barrera me separaba de los cuerpos, que estaba expectando, el foco de atención se inclinaba hacia otro lado.
Sin duda, es un texto increíble que aborda situaciones que lamentablemente no dejan de tener vigencia, sólo que en esta ocasión la palabra era acompañante del espacio. Había momentos donde podías dejar de escuchar las narraciones por perderte en la sonorización y los efectos audiovisuales. Si la intención era que reflexionáramos a través de los signos y un viaje sensorial, más que conmovernos por las actuaciones, se cumplió el objetivo.
Es importante encontrar diversas formas de abordar estos temas, a veces dejamos de dimensionar que esa ficción parte de una realidad. Olvidamos que en ninguna parte estamos seguros y carecemos de opciones.