Sobre las ventajas de Brechtear
Carlos Martínez
Dios entre mortales es la adaptación a manera de creación colectiva de Mujeres de ojos grandes de Ángeles Mastretta, reconocida feminista y escritora mexicana cuyos escritos incluyen, principalmente, personajes femeninos con temas políticos y sociales (Coria-Sánchez, 2013). Obra ganadora del Festival Internacional de Teatro de la UNAM (FITU), tiene el reconocimiento por su formato totalmente brechtiano en el que “innova” por la diferente visión que pueden tener los espectadores desde dentro de la obra, no solo dentro de la ficción sino modificando la ficción y máxime sobre la escena, no solo desde afuera.
A simple vista, el propósito inicial de la autora es una crítica de la represión femenil vivida en los años cuarenta en el estado mexicano, época en que la mujer no tenía derecho al voto y se respiraba un machismo latente en todo el territorio nacional; tema que al parecer refuta la sinopsis empleada en el folleto de la obra ya que trata de, y cito: “Los ojos de diez mujeres por las ventanas. Entramos a una iglesia poblana de 1940 y vemos los más íntimos arrepentimientos, las peticiones más extrañas y algunas confesiones muy desesperadas. ¿Será posible liberarse de los propios pecados frente al cura?” (teatrounam, 2016). Interesante sinopsis, ya que lleva al espectador por un voyeurismo morboso sobre los pecados —después se ve que en su mayoría son sexuales y uno criminal— de mujeres con una concepción cristiana-ortodoxa de la vida en donde el único lugar de arrepentimiento y salvación es la iglesia (aunque con cierta perversión de parte de cada una de ellas). Sin embargo, como menciono anteriormente, la intención de la autora se refuta con esta sinopsis, que si bien no es un mal golpe, es un punto a considerar.
Pasan a un pobre espectador a escena, obligado a dictar las penitencias de las mujeres “afligidas”, donde poco después se convierte en actor forzado de la misma, al menos en el formato en el que la vi ya que ésta obra tiene más de un solo formato. Respecto a practicidad de esto es escasa ya que en el primer formato tenía que pasar cada espectador uno por uno en una obra con relatos de 12 mujeres de dos a cinco minutos cada una, lo cual lo hacía cansado para los espectadores afuera ya que hubo quienes tuvieron que esperar más de dos horas para pasar a ver el montaje. En el segundo formato —que fue el que me tocó— fue una sola función para 50 espectadores aproximadamente, en el que hubo una actuación forzada de un espectador que tuvo que soportar en la hora y media que dura la obra las miradas de todos durante las que se «sentía confuso y abrumado, no alcanzaba a entender las historias de las mujeres aunque me las estaban diciendo directamente —cosa que no le sucedió solo a él— habían muchas lagunas entre ellas y no sabía realmente cómo debía interactuar con las actrices, fuera de todo eso lo disfruté” comentó el espectador durante una entrevista hecha por mí al terminar la función. La intervención del espectador llegaba a durar varios minutos pero sin que se le pudiera escuchar en la mayoría de las ocasiones tornándose aburrida para el público. Visualmente tampoco requería mucha atención por parte de las cámaras lo cual lo hacía aburrido para el ojo del espectador. Anecdóticamente tampoco sobresalió ya que, a mí opinión, fue una narraturgia disfrazada con Brecht en la que no hubo realmente una evolución dramática lo cual la hizo plana para la cognición del espectador y por tanto muy cansado. Actoralmente Karem Manzur, Johanna Cuevas, Shaní Lozano y Karla Piedra sobresalían, pero los innumerables monaguillos y el padre con casi nula participación y trabajo actoral hacía la obra con poco impacto social ya que eso dificultaba la interiorización de los personajes en el espectador.
Para finalizar quiero felicitar a la directora y a algunas actrices por su desempeño y buen trabajo como creadoras en formación y en especial a la directora por su atrevimiento a experimentar porque es una de las cosas que hacen falta en el teatro mexicano, ya que sin afán de crear enemigos lo que todos queremos es el enaltecimiento de éste y vale más una crítica constructiva, reflexiva y analítica-académica que un apapacho y golpecitos de “bien hecho”. Ardens et lucens.
Referencias
Coria-Sánchez, C.-M. (2013) “Ángeles Mastretta: La mujer y su obra”. Victoria 147, 05.03.2013.
TeatroUNAM (2016). Dios entre Mortales. FITU 15-16. Recuperado de: http://www.teatrounam.com/fitu15-16/categoria-c1/dios-entre-mortales/