4 Comments

  1. El enemigo de la clase – Anaid Bohor
    7 noviembre, 2016 @ 6:03 pm

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  2. LEGOM
    8 noviembre, 2016 @ 1:30 am

    Usar menos primera persona. Evitar obviedades y lugares comunes.

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  3. Tovarich
    12 noviembre, 2016 @ 7:31 am

    Es una lástima que no hayas comprendido la profundidad del texto (hablo del original) de la obra, que refleja la violencia, apatía y anarquía que prevalecía en las escuelas de 1980 en Londres (la obra fue escrita en 1970 si mal no recuerdo).

    Por principio Nigel Williams con su «Class enemy» -titulo original- ha ganado varios premios. «Class enemy» hace una mordaz denuncia, no de un sistema educativo decadente, tema obvio -atendiendo al llamado de LEGOM-, sino el resultado de la violencia de la pos guerra en sus juventudes de los barrios bajos londinenses. Solo para que entiendas lo grave de la situación, los estudiantes llegaban portando cuchillos a la escuela para agredir a docentes y directivos, a tal grado que algunos salones contaban con botones de pánico para que la policía actuara de inmediato. Ahora bien, hacer un»traslate» del cosmos londinense a las circunstancias mexicanas, es atrevido. Si bien los grupos teatrales de Servia, Bosnia y Sarajevo lo lograron, es en gran medida porque ellos están padeciendo la guerra y proyectando todo ese desahucio humano en sus aulas. México dista mucho de estar en esa tónica; a pesar del gran auge de la violencia que impera, pero como delincuencia organizada por grupos o el estado, no vivimos bombazos, el ejército en las calles invadiendo hogares buscando a presuntos terroristas, francotiradores apostados en azoteas o calles minadas, cadáveres olvidados en casa destruidas por bombarderos, hogares y familias destruídas, ni familias separadas por cuestiones políticas de la guerra, nada de eso sabemos en la piel.

    Conozco «Class Enemy» gracias al grupo Schaubühne Theater de Berlin, que trajeron a México su montaje, allá por los 90s. Más de cerca, en una breve temporada en el Museo del Chopo que luego se trasladó a La Gruta, luego de que la UNAM entrara en huelga, este montaje estuvo a cargo de Luis Francisco Escobedo. Posterior a este montaje hubo uno más en aquellos años, en el teatro La Conchita, bajo la dirección de Benjamín Cann, donde actuaban Eduardo Palomo, Roberto Sosa, Dario T. Pie, Simón Guevara, Esteban Soberanes y de los más recientes, el montaje de Sergio Cuellar, con alumnos de la Universidad de Londres que ganaron el premio del Festival Internacional de Teatro universitario. Más este que nombras, montaje que presencié en Casa Lam.

    Si demeritar el trabajo de estos chicos y chicas, y creo que se debe más a su falta de experiencia actoral y un ajuste forzado del contexto a otro contexto; las frases que tocan zonas dolorosas, el desamparo que padece cada personaje por la falta de un vínculo familiar que potencie su estima, el desconsuelo amoroso de sentirse querido o aceptado, porque se es producto de la violencia de la pos guerra, allí se ve severamente relegado a un malestar de clase, una rebeldía sin sentido de resistencia, anulando el ente represor que representa la ley, es decir, la presencia de una autoridad -la maestra- se ve minimizada por la pedantería de un líder, cuando el trasfondo es la ironía en su desahucio espiritual. Los símbolos en ese montaje, se trastocaron, por la intensión de «mexicanizar» la puesta, olvidando los postulados de cada personaje. Un tamiz fue creado en el carácter de cada uno. Estereotipos vinculados por un texto, un trazo, pero carentes de la profundidad del desahucio, la violencia, apatía y anarquía que a pesar de la adaptación de ese montaje, el texto por su poder de escrito, aún permea entre sus líneas; más no se solventa con la puesta.

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  4. Toto
    15 noviembre, 2016 @ 8:19 am

    Lamentable el nivel del comentario, muy a tono con el nivel que parece tendrá la crítica en estos tiempos post-tavirianos. ‘Esta obra sí es buen teatro, esta otra es la «pior».

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