Nada tan serio como la comedia
La mujer no hace milagros de Rodolfo Usigli con dirección de Roberto Benítez y un elenco conformado por alumnos de la Facultad de Teatro de la UV se presentó en el marco del Festival del Día Mundial del Teatro. A pesar de tratarse de una obra larga el público se mantuvo participativo y claramente emocionado por lo que sucedía en escena y es que el reparto entero (Davis Arenas, Diana Vásquez, Alina Cruz, Marlene Pedreguera, Jazmín Tirso, Edgar Ponce, Cruz Armenta, Fanny Solar y Víctor Robles) mantenía el dinamismo de la puesta en escena y el ritmo de la comedia con interpretaciones solventes.
La obra escrita en 1938, es decir cuando las mujeres seguían sin poder votar en México, plantea diferentes escenarios de roles femeninos que puede interpretarse como una crítica social irónica o como una reafirmación de la dependencia de la mujer. La dirección de Benítez no aportó un punto de vista sobre el tema, se quedó en la comedia como fin último. La obra cierra como si fuera un final feliz con los enredos resueltos y todas las mujeres en sus respectivas casas cumpliendo sus respectivas funciones.
Dos aciertos significativos de Benítez, no hacer una puesta en escena de época y cambiar el género del personaje de Ricardo (Ricarda en este montaje). El no cambiar la época lleva consigo una crítica en sí misma, las cosas siguen funcionando igual que hace casi un siglo, pero la intención de final feliz anula esta crítica. Ricardo, es el personaje más inteligente y culto de la puesta, al hacerlo una mujer aligera los esterotipos, pero hay momentos que francamente me desconciertan. Entiendo que usar golpes en escena en una comedia es un estilo clownesco de humor, pero habría que detenerse a pensar cómo funciona en una obra realista. Cuando el novio da sapes a su novia y el hermano (que es un adulto) golpea a su hermana por sus opiniones en un contexto en donde la infelicidad del matrimonio es la norma y la mujer está encadenada sin escapatoria, me parece sumamente violento y que se use como recurso humorístico me parece irresponsable. Nada más serio que la comedia.
La normalización de la violencia hacia la mujer es uno de los temas más urgentes a combatir en todos ámbitos si queremos, algún día, terminar los feminicidios en este país y la inequidad de género. La obra es dinámica, con buena producción e interpretaciones, el público sale divertido, pero al no tomar una postura más comprometida frente a un tema delicado que está contenido en la obra, se termina por reforzar (sin querer, espero) ideas misóginas. Entiendo que la obra es un proceso formativo y que hay cosas que quedan fuera del alcance o interés de la clase ¿pero no sería importante pensar la teatralidad como una visión del mundo?