Infancias
Dentro del 1er Encuentro Nacional de Jóvenes Dramaturgos se presentaron dos obras que exploran la niñez y el bullying con diferentes perspectivas y resultados
Mayúsculas con rojo de Adriana Bandín nos pone en el incómodo lugar de empatía por el victimario. Un niño confundido y marginado por su sexualidad encuentra como única opción ordenarse para sacerdote, este personaje que presenta Bandín nunca deja de ser niño ni ve consecuencia o maldad en sus actos, lo que es un planteamiento interesante pero que se contradice pues por otro lado sí entiende que él se ha convertido en autoridad, como se dice coloquialmente, loco loco, pero no pendejo. Me quedo con la sensación de que falta una parte del personaje por desarrollar.
Bandín pone el acento en la incomprensión y represión de la sociedad como causante principal de la pederastia en el clero, algo que no comparto pues yo no asumo que toda víctima deviene victimario, seguro que no ayuda, pero no estoy convencida que solo somos productos de nuestro entorno. Esta fue la lectura más polémica que se presentó en el encuentro y la mejor resulta por la dirección a cargo de Elphis Corrales, quien también actuó a lado de Azuay López, Ulises Ochoa y Rubí Villanueva. En general fue claro en las lecturas que los directores morelianos les costó trabajo resolver obras no dialogadas, pero Corrales conservó el ritmo propio del texto y se entendió la historia claramente.
Cósmica de Gabriela Román aborda el ciberbullying que desde hace unos años es un problema creciente e, al parecer, incontrolable entre los adolescentes. Construida con una narración cinematográfica donde hay dos historias en tiempos diferentes que solo existen y se cuentan de esa manera para que al final puedan juntarse.
La postura de Roman no es didáctica o prejuiciosa, por el contrario se lee una intensión comprensiva ¿por qué las cosas se salen de control? Principalmente lo que vemos en escena son soliloquios de adolescentes, el lenguaje artificioso de estos pensamientos se contrasta con los diálogos ágiles y coloquiales que suceden en el aquí y ahora. A pesar de esta mezcla de narraciones y tiempos, la obra es clara y rendonda con final abierto, porque al final, en realidad nada se ha resuelto, solo hemos visto una parte de la historia.