El talento local
Ayer los queretanos se lucieron en escena, tanto en la lectura de El mar, deveras de Martha Rodríguez y en Chimpancé: Una máquina biológica de David Alejandro Colorado, ambas obras con muy buena dirección e interpretación en las lecturas, además de que se veía un disfrute en escena que lograron trasmitir al público, por lo que reíamos con ellos, tanto por el texto como por su energía.
El mar, de veras fue dirigida por Fabián Verdín con las actuaciones de Quetzallin Torres, Fernando Carvajal, Jean Paul Carstensen y Niyura Delgado siendo esta última la que se llevó la obra. Niyura es muy buena actriz, hemos podido verla en otras lecturas en este Festival y yo la he visto crecer como intérprete a lo largo de varios años, pero esta obra le permitió mostrar todo su histrionismo y su vis cómica que disfruté mucho. Para mí, lo mejor del texto de Rodríguez son sus personajes entrañables, en especial La costeña. Un travesti que se prostituye y tiene una vida de mierda, pero trata con tanta compasión y condescendencia a la protagonista porque sabe que es incapaz de enfrentarse al mundo, por lo que en realidad ella está más jodida. La obra también plantea un juego con el espectador de poder elegir diferentes caminos de la historia, la lectura lo resolvió de forma eficaz y se logró realmente una interacción atractiva sin quedarse en la experimentación de la forma únicamente. La parte más débil del texto son los monólogos y el final que es anticlimático, pero en su totalidad es una historia bien construida y fue una agradable experiencia teatral.
Chimpancé: Una máquina biológica es una obra complicada, con largas explicaciones más o menos teóricas que pudieran resultar cansadas en un formato de lectura tradicional, hay pocos personajes delineados y muchas voces, sin duda un reto para la directora María Fernanda Monroy y el reparto (Jorge Martinoli, Cointa Galindo, Juan Carlos Casas, Coral Echeverría y Fabián López). Resolvieron una lectura, casi puesta en escena por la cantidad de tareas escénicas, pero que no fueron excesivas y dejaron pasar el texto. También en ocasiones le robaron protagonismo para deleite de la audiencia, pero en ello dejaron ver las posibilidades del texto. Lo interesante de la obra es que propone varias lecturas sobre la violencia, pero en ocasiones no logra darle la vuelta a los lugares comunes y me parece que el autor sí tiene la intención de construir un personaje que es el hilo conductor de la obra y que eso no fue tan claro en la lectura o muy probablemente, desde el texto.
Después de un tremendo desmadre que armaron los actores en el escenario, dejando en la sala un fuerte olor a plátano, al final de la obra el escenario estaba limpio, como si nada hubiera pasado y creo que esa fue una muy buena aportación al texto.
En resumen fue un buen día de Festival, que mejor cosa que las obras en texto y lectura fluyan juntos y que además se deje ver el talento local.