Contrastantemente humanos: Yepeto
El 24 de mayo fuimos parte del convivio Yepeto. Vimos escenografía que como primer lectura, describe a uno de los personajes, el gran literato. Este profesor (Angel Norzagaray), es planteado como una figura de autoridad con grandes conocimientos, pero goza de placeres que puede tomar a través de mujeres más jóvenes. Una amistad está por desarrollarse cuando Antonio (Gilberto Corrales), un adolescente corredor, lo visita con la intención de reclamarle a aquél, sobre su comportamiento con Cecilia (novia de Antonio y alumna del profesor). Ambos tienen constantes encuentros donde fijan un lazo más fuerte a partir de que comparten la misma fijación por Cecilia.
El espacio fue transformado con base a elementos que nos situaban en diversos lugares, y un diseño de iluminación acertado, capaz de crear un juego de transiciones donde el tiempo pasaba. No sólo el diseño plástico era agradable, sino que también cumplía con la función que sugirió desde un principio. La composición de la escena era interesante cuando los personajes no se encontraban en el mismo lugar, la dirección tenía una propuesta clara, sin embargo los actores en ocasiones reaccionaban como si tuvieran un listado en el que siempre ocurren las mismas cosas una y otra vez.
Asimilé varias cosas referentes a la pasión que este montaje nos concede, y claro está, que al igual que yo, varios sintieron esa ligera sonrisa al escuchar la poesía emitida por el personaje del maestro Norzagaray.
Rescato muchas imágenes que me provocaron alegría al ver a estos personajes siendo contrastantemente humanos, no obstante, me quedo curiosa con el resto de emociones que podrían entremecerme si se hubiera abordado de una manera más entrañable. De igual forma, el público abandonó la sala satisfecho y con sus propios cuestionamientos referentes al amor.