Seguimos teniendo un sistema bananero: FITCA
El Festival Internacional de Teatro Carmen (Fitca) 2015, por respeto al trabajo artístico de las compañías de teatro pero, sobre todo al espectador ofrece, de manera pública una disculpa por los hechos sucedidos el día viernes 20 de febrero de 2015 durante el espectáculo de inauguración.
Un Festival de la magnitud del Fitca implica hacer posible lo imposible, lograr, de la nada, un evento de gran calidad artística con actores reconocidos a nivel internacional. Para realizarlo es necesario que todas las voluntades estén en armonía. Un espectáculo artístico no sólo se logra con actores sino que, como un todo, tanto actores, luz, sonido y escenografía deben participar de manera puntual para que la puesta en escena logre su objetivo.
Por tal motivo pensamos que, ya no por cortesía sino por deber, debemos una explicación tanto a los grupos artísticos como al público.
El concepto de asociación civil nace a partir de la incapacidad, tanto del gobierno como de las universidades, de cubrir las demandas —en este caso culturales— de la comunidad. Por lo general, las asociaciones civiles son, de manera altruista y sin fines de lucro, reflejo de las organizaciones sociales, las cuales, antes de constituirse como tal, identifican e intentan contrarrestar las carencias de la sociedad. Cualquier dependencia que tenga participación económica de los impuestos está obligada —al menos en el plano ético— a colaborar con las asociaciones civiles, pues éstas realizan sus actividades sin recibir pago alguno.
Éste es el caso detrás del Fitca. La asociación civil Artes Escénicas Rayuela ideó un Festival de Teatro para cubrir las carencias del Estado. Como toda asociación civil, se acercó a la Universidad Autónoma del Carmen (Unacar) para pedir apoyo, principalmente de luz y audio. Lamentablemente, las especificaciones técnicas que se pidieron nunca fueron cumplidas y esto provocó no sólo el retraso de la inauguración y posterior presentación de la obra programada para ese día, sino que afectó directamente a la calidad del espectáculo. Ante esto, la Unacar alegó que el Centro Cultural Universitario (CCU) está en etapa de remodelación —la cual inicio aproximadamente hace un par de semanas con el desmantelamiento de las luces—, sin embargo, nosotros replicamos ¿cómo es posible que teniendo un Festival de Teatro en puerta se autorice una remodelación que a todas luces afectará los espectáculos? Caso para la araña o para ese aparato laberíntico que es el poder como ya hace casi un siglo denunció Franz Kafka —y aún es vigente—.
Parte de lo penoso y lamentable del asunto es que el Rector de la Unacar hasta el día de hoy no ha dado cita al director del Festival ni ha respondido los mensajes que le hemos enviado, pero lo verdaderamente deplorable es que las asociaciones civiles tengan que corretear a las autoridades para que apoyen algo que es para el bien común y, principalmente, parte de sus responsabilidades con la sociedad. ¿Habrá que crear asociaciones civiles que tengan por objeto social lamer botas para conseguir apoyo?
Por lo anterior es que el Fitca, sin ser responsable directo del buen funcionamiento del escenario del CCU pero sí del Festival, ofrece una disculpa a los artistas de la obra Huraclown por no haber cumplido con las especificaciones técnicas —luz y sonido— que la obra requería y al amable público que debió esperar a que se solucionara la situación y, de manera específica, por la calidad del resultado final, el cual, de no ser por la maestría actoral de Aziz Gual y su equipo, no se hubiera rescatado el espectáculo.
La reflexión, a final del día, es que seguimos teniendo un sistema bananero que se conforma con ofertar mediocridad a diestra y siniestra en lugar de esforzarse por alcanzar eventos de excelencia. Más valdría dos o tres eventos de indudable calidad que un año de actividades decadentes.
El Fitca no se rinde, pero justo es estar en constante comunicación con el espectador, de aquí la aclaración y las disculpas. Seguimos en resistencia, seguimos dando lata: piedra en el zapato, chocolate sin envoltura. ¡Qué siga la función!
Fitca 2015
Gabriela Bustos Vadillo