Inmolación
Alejandra Serrano
Con la participación de grupo tijuanense Inmigrantes teatro cerró la edición 2014 del Encuentro de Dramaturgia y Teatro Tijuana, bajo la dirección de Ray Garduño. Inmolación de Enrique Olmos está pensada para público adolescente, pero realmente no había adolescentes en la sala, lo que es una lástima porque es importante ver sus reacciones, así como las de sus padres, para entender si está funcionando la obra. Después de la función pude platicar con el grupo y contaron algunas anécdotas de las funciones que han dado para escuelas, donde al término de la función abren dialogo con el público y suceden cosas muy reveladoras.
Por supuesto muchas veces han tenido conflictos con escuelas o maestros al presentar temáticas difíciles y no de manera didáctica sino complejizando tema e invitando a la reflexión, en lugar de condenar acciones o comportamientos. Los adolescentes no van solos a los teatros, por lo que el trabajo de sensibilización también tiene que dirigirse a los maestros. Esta labor fue uno de los grandes logros de Mónica Juárez, la anterior coordinadora de Teatro Escolar en el DF. No fue sencillo y tomó mucho tiempo, pero le cambió el rostro al teatro para niños. Hoy en día, el teatro para jóvenes públicos son de las producciones más interesantes, arriesgadas y de calidad del país. Tijuana es parte de este movimiento y obras como Inmolación que pueden ser espinosas, tendrán que abrirse paso y muy probablemente también trabajar en la sensibilización de los maestros.
El espacio escénico de la obra está resuelto con ingenio, sillas apiladas y un pizarrón hacen todo el juego. Por momentos es muy desesperanzador, como si una bomba hubiera caído sobre una escuela. No así las proyecciones que muchas veces resultan ilustrativas y poco interesantes. No dudo que con los adolescentes funcionen bien, pero seguro pueden mejorarse y más sugerentes.
Los tres intérpretes (Sofía Felix, Yoall Morales, Brenda Hernández) tienen mucho carisma, presencia escénica, son creíbles en sus personajes adolescentes sin impostar o hacer imitaciones, lo que se agradece mucho y logran por eso muy buena conexión con el público. A pesar de esto la obra plantea un reto actoral que no está del todo resulto por la dirección, me refiero a las narraciones. El texto contiene narraciones largas en primera persona, no son fáciles de resolver, de hecho me ha tocado ver en todo lo largo del país a actores y directores con diversas formaciones y trayectorias batallando para resolver las narraciones frontales al público. Así, estos actores se perciben claramente más cómodos y desenvueltos cuando interactúan entre sí y están en el aquí y el ahora del personaje. En general están bastante bien, solo que faltan matices y cambio de ritmo en las narraciones frontales. Pareciera que el director apuesta por decir los textos de forma vertiginosa, probablemente para atrapar al público adolescente y de principio funciona, pero como son textos largos y sin variaciones el sentido de las palabras poco a poco se desvanece
La alborada
El grupo Inmigrantes teatro es residente del espacio independiente La alborada de Rodolfo Álvarez, donde actualmente mantienen temporada de Kikiricaja, una obra que fue muy bien recibida en su participación en la Muestra Nacional del año pasado y también de las obras Hazme un hijo, No tocar y la participante en el Encuentro Inmolación (las tres últimas de autoría de Enrique Olmos). Ellos mencionan que es difícil mantener temporadas largas en Tijuana, que no se acostumbra y no hay espacios para ello, por lo que ser residentes en La alborada les está dando esa oportunidad.
La alborada nació como el fénix de las cenizas. El incendio de una casa posibilitó su creación (nadie murió en el incendio afortunadamente). El centro cultural tiene más de diez años trabajando independientemente, gestionando recursos de instancias no culturales sino de otras instituciones y programas a las que el teatro les sirve como refuerzo y apoyo, como programas de prevención del delito, etc. Un modelo que valdría la pena revisar más a detalle